El penal más largo del mundo, increíble pero real
Hoy se cumplen seis décadas del episodio verídico, una increíble historia que se gestó en la vieja cancha de Cipolletti. Por Carlos Ferreyra y Sebastian Busader Especial Multimedia para Diario Río Negro, 2013.
El 'Gordo' Osvaldo Soriano, uno de los escritores más deliciosos que supo parir la literatura nacional, anduvo por estos valles con aroma a frutales hace varias décadas. De aquí sacó historias entrañables, como aquella que dedicó a los futboleros: "el penal más largo del mundo".
El hecho existió aunque en la mente del añorable escritor, 'fana' de San Lorenzo y de los placeres de la vida, se escaparon detalles ficcionados. Hoy, 12 de diciembre de 2013, se cumplen seis décadas del episodio verídico, una increíble historia que se gestó en la vieja cancha de Cipolletti -hoy donde se instalan las de tenis- entre el local, comandado por el mágico 'Tito' Padín, y el Unión de Allen del artillero Aldo Cornides.
Espectacular, dramático y emotivo son los calificativos con los que se rememora a aquel campeonato de la Liga de Fútbol Confluencia de 1953. Soriano, desde su excelsa pluma, habla de que el torneo se jugó en 1958 y que a la definición llegaron Estrella Polar -que "siempre terminaba más abajo del décimo puesto"- y Deportivo Belgrano - "el eterno campeón" y alter ego del Cipolletti de esa época-.
En realidad, aquella tarde del sábado 12 de diciembre, a puertas cerradas, se definió a través de la pena máxima si el título se resolvía en un tercer partido al otro día en la localidad de Cinco Saltos o si Unión Alem Progresista (UAP) destronaba al 'Albinegro'.
Los enfrentamientos entre Cipo y Unión eran durísimos, emotivos, cargados de adrenalina y con el "honor" de las dos ciudades en juego. Los jugadores eran héroes de épocas. Soriano, siempre desde lo ficcional, lo describió así: "Eran la atracción y en el pueblo se les permitía todo. Los viejos les recogían de los bares cuando tomaban demasiado y se ponían pendencieros; los comerciantes les regalaban algún juguete o caramelos para los hijos y en el cine, las novias les consentían caricias por encima de las rodillas" (ver archivo pdf).
En la década del '50, la Liga la integraban 10 equipos que jugaban todos contra todos y a dos ruedas. Además de los mencionados, estaban Obrero Dique, Cinco Saltos, Experimental, San Martín, Rosauer, Alto Valle, Estrella Polar y Fernández Oro. Generalmente se daban partidos con resultados abultados y la explicación es lógica: defendían dos, había tres volantes y atacaban cinco delanteros.
No existía la educación profesional en el cuidado y acondicionamiento de los físicos. Los entrenamientos eran livianos, se juntaban una o dos veces a la semana y la profesión de técnico no era profesión. "Daban 20 vueltas a la cancha y hacían un picadito. Si faltaba alguien nos decían a nosotros si queríamos jugar", comentó Román Villalba, hijo del canchero de Cipolletti por aquel entonces y 'fana' del club.
El 'Albinegro' era un equipo de grandes figuras como 'Tito' Padín, 'Perico' Riguetti, 'Pirata' Rivero y 'Palito' Lorenzo, el dueño del arco (ver aparte). Unión Alem Progresista tenía un plantel que mezclaba veteranos con jóvenes con "hambre de gloria" y sobresalían Aldo Cornides, 'Zurdo' Maggi, 'Carlitos' Tarifa, 'Chiche' Amado y el 'Negro' Ducás (ver aparte).A Cipolletti le resultaban pesados los partidos con San Martín, el clásico de la ciudad, a tal punto que en la novena fecha dejó dos puntos al perder de local contra los 'Leones' del barrio Don Bosco por 3-2. En cambio, Unión perdió sus únicos dos partidos con el 'Albinegro', el primero de local por 2-1, suspendido por incidentes dentro de la cancha (ver aparte) y el otro fue de visitante por 2-0 (ver fixture). En una de sus 'batallas' durante el torneo, a los allenses los apodaron 'Los Magos' (ver aparte).
El final del torneo fue con ambos equipos igualados en 32 puntos, Unión con dos derrotas y 16 triunfos, y Cipolletti con un partido perdido, dos empatados y 15 ganados. Así, la Confluencia resolvió que el campeón debía definirse en una final a ida y vuelta, con los primeros 90' en Allen.
Para Soriano, en cambio, la definición se dio en el último partido del torneo entre el vigente campeón, Deportivo Belgrano, que llegaba puntero con una unidad de ventaja, y el sorprendente Estrella Polar, que siempre vagaba por los últimos puestos de la tabla. Y el penal más largo del mundo fue el que se ejecutó -dos veces- siete días más tarde porque una batahola decretó la postergación.
Dos capítulos más para el título
En la historia verídica, para Unión era una revancha para demostrar que podía vencer al 'Albinegro'. "Yo nunca pensé que Cipolletti le podía ganar a Unión ninguno de los dos partidos", dijo Alvaro Pedro Ducás, el delantero que se perdió ambos encuentros por no conseguir el permiso en el Servicio Militar al "estar arrestado".
En el primer partido, Cipo llegó a la cancha de 'Los Magos' sin su estrella y carta goleadora, 'Tito' Padín, y se notó. El local "lo bailó" y goleó 5-2, con dos goles Cornides, uno de Maggi y un doblete de Juan Carlos Tarifa, la inesperada figura que abandonó la posición de defensor porque estaba lesionado y se volvió esa tarde un implacable delantero. "Uno fue de un corner y el otro, estaba lastimado y los de Cipolletti dijeron 'este no puede caminar', corrí cinco metros y llegué antes que los tipos. Estaban 'Palito' y Onofre en la esquina del área y se quedaron parados. Ahí fue el 5-2", relató el protagonista. Larralde y Rodríguez fueron los autores de los goles para la visita.
Una final interrumpida
Tras la victoria en Allen -describe el arquero Otto 'Tomate' Benjamín- Unión se presentó con otra mentalidad el 29 de noviembre en la vieja cancha de Cipolletti, a tal punto que dominó todo el primer tiempo que terminó a su favor, por 3-1. El 'Albinegro' evidenció vergüenza deportiva, empató el juego con un Padín intratable, pero no le alcanzaba. 'Los Magos' saboreaban el néctar de la victoria cuando una decisión del árbitro Castell hizo peligrar el sueño: a falta de 8 minutos un tiro de esquina que tuvo una trayectoria larga y cerrada, cerca de la línea final, cruzó todo el arco de 'Tomate' y al caer se desplazó sobre la espalda y el brazo de uno de sus defensores. La pelota se perdió afuera, el árbitro cobró penal, los de Unión se quejaron, Castell se hizo el desentendido, pitó corner, y los locales estallaron de bronca.
"El asunto fue que vino a marcar los pasos y nosotros nos oponíamos", comentó Benjamín. Los reclamos parecían interminables a tal punto que ingresaron los hinchas de ambas clubes al campo de juego. La situación se tornó incontrolable y Castell ordenó suspender el partido.
"No había alambre olímpico y cuando viene el lío del penal empezaron a entrar los de Unión y luego los de Cipolletti", dijo Tarifa. A lo que Eduardo 'Palito' Lorenzo le agregó: "En la protesta hubo empujones y algunas trompaditas al aire, porque en esos entreveros nadie pega, todos tiran piñas pero para cualquier lado, te empujan de acá y de allá".
Castell tuvo un desempeño impecable, sin errores, pero cobró la pena máxima. Para Cipolletti acertó, para Unión se equivocó. "Era muy buen referí, una persona honesta, sin ser agresivo suspendió el partido porque lo sobrepasó", dijo el allense Eliseo García. Y Tarifa aclaró. "El árbitro no expulsa a nadie, se suspende él nada más porque se retira del fútbol". "El informe del referí (en la Liga) era que había un penal y había que seguir jugando", explicó Arturo Galucci, un jugador de Cipo que durante ese año no jugó porque le tocó la 'colimba'.
El asunto tuvo que resolverse en el Consejo Directivo de la Confluencia, donde quedó en evidencia que en esa final se ponía en juego el honor del pueblo y que Cipolletti contaba con la mayoría de los consejeros, porque Alto Valle, Estrella Polar y Unión, los tres clubes de Allen, se oponían al escrito de Castell. En cambio, San Martín, Rosauer, Cipolletti, los tres de la misma localidad, más Fernández Oro y Cinco Saltos, apoyaron la moción para que el partido continúe con la ejecución del penal y que se concluyan los minutos faltantes. Experimental se abstuvo y Obrero Dique se ausentó a la reunión (ver aparte).
"Nosotros teníamos la íntima convicción de que el tema en la Liga iba a ser en contra nuestra porque la Liga tenía sede en Cipolletti y siempre había un corazoncito para ese lado. Y así se resolvió ejecutar el penal y que se jueguen dos tiempos de cuatro minutos", comentó Benjamín. "Es algo fuera de lo común", enfatizó Eliseo.
Doce pasos... para unos la gloria, para otros la desazón
Si bien para el imaginario de todos el penal se pateó una semana después, como relató Osvaldo Soriano en 'Cuentos de los Años Felices', ese penal fue muchísimo más largo aún porque se ejecutó casi dos semanas después. Castell suspendió el encuentro el domingo 29 de noviembre, los consejeros se juntaron el martes 1 de diciembre y decidieron reiniciar el partido el 12 de ese mes a las 19.30 en la vieja cancha de Cipolletti, a puertas cerradas. A su vez, dejaron todo preparado ante una eventual victoria del local y definieron que el campeonato debía resolverse al día siguiente a las 18 en un tercer partido en la cancha del club Experimental (ver aparte).
Algunos creen que la ejecución de un penal es una cuestión de suerte, otros de habilidad, unos le dan suavemente a la pelota y otros, con alma y vida. No hay una fórmula que garantice nada. Lo que sí es cierto es que tenés que estar bien preparado de la cabeza y más aún cuando se define un título. Por eso durante los trece días 'Perico' Riguetti se la pasó practicando penales y en Allen, Tomate Benjamín no hizo otra cosa que atajarlos, en la práctica y mentalmente.
Parecía inevitable el tercer partido, tanto que 'Tito' Padín optó por no ir el sábado. Lo mismo contó que hizo Eliseo García para Unión. Ambos eran las estrellas y los técnicos preferían cuidarlos para el desempate, que debía jugarse 24 horas después. "Los allenses venían desanimados porque tenían la de perder", dijo Villalba.
Llegó la hora y no dejaban entrar a nadie al estadio. Sólo estaban el referí Orán, los jugadores y algunos dirigentes, pero los hinchas se las ingeniaron para no perderse ese momento que sería histórico. "La cancha tenía árboles alrededor y desde ahí pispeábamos", contó Galucci, el jugador testigo. "Arriba de un árbol estaba Luis Aragón quien transmitió el partido por radio Galena a Allen", comentó Ducás. "La policía venía a caballo y te daban (con la fusta). Cuando se iban volvíamos a subir a los árboles. Y de ahí mirábamos. Un milico nos tiró un fustazo pero nos quedamos porque ya pateaba el penal", relató Villalba.
Antes de ingresar al campo de juego, Don Marcos Laffita, DT de Unión e histórico presidente liguista, se acercó a 'Tomate' y le aconsejó que si lo peteaba Riguetti, él debería tirarse a su derecha. "Un jugador de pie derecho le es más fácil cruzar la pelota a la derecha del arquero que tirar a la izquierda porque al abrir el pie es más riesgoso. El ejecutante se siente más confiado cuando la cruza con un tiro más bien fuertecito", manifestó el '1' de UAP.
Ambos equipos se dirigieron hacia el arco donde estaba Bejamín. Orán sonó el silbato para dar la orden de inicio del partido. Riguetti se despegó a paso lento del resto de sus compañeros en dirección a la pelota. En su trayecto los rivales intentaron molestarlo para que cambiara su estado de ánimo. Tomó la pelota, la acomodó, dio unos pasos hacia atrás, suspiró, intentó dejar la mente en blanco, escuchó el silbato y corrió. En ese segundo se paralizaron los corazones. Riguetti finalmente le dio mordido, fue un disparo defectuoso que salió levemente a un metro afuera del palo derecho. El Riguetti de Soriano era Constante Gauna y en el arco estaba el Gato Díaz, el mítico héroe en decadencia de su cuento.
"Yo no me tiré porque me sorprendí tanto del tiro que no alcancé a reaccionar", enfatizó Benjamín. "Lo tiró al banderín del corner", exageró Ducás. "Salió un metro afuera del arco, nos queríamos morir", dijo Villalba. "No sé si habrá encontrado un pocito o un altito pero la pelota salió para cualquier lado", agregó Lorenzo. "Si el penal lo patea en el momento del partido (del que se suspendió) lo mete, pero pasó una semana", pensó Tarifa. "Fue una responsabilidad que le dieron y fue mucho para él", añadió.
Cipolletti sintió el impacto y no tuvo reacción en los ocho minutos restantes. Es más, el 'Mago' estuvo a punto de ganarlo con un remate de uno de los Maggi que no se metió de casualidad. En tanto, Villalba, que no resistía más los fustazos de la policía para que se bajara del árbol, relató que Onofre, un back 'Albinegro', desperdició una chance, pero no pudo levantar bien el pie para conectar la pelota porque tenía la rodilla hinchada.
Con el 3-3 se cerró el partido y Unión se alzó con el campeonato del 1953. Los festejos se trasladaron a las calles de Allen, con una caravana que tuvo como destino final el bar Central y hasta el intendente "decretó feriado el lunes. A nosotros como agasajo extra nos dieron unos sándwiches y unas cervezas que para esos tiempo era mucho", comentó Tarifa.
Seis décadas después muchos de los protagonistas gozan al rememorar un hecho novelesco, que Soriano inmortalizó en letras, una historia tan deliciosa y entrañable como el fútbol mismo.
Castell: "Temiendo por mi integridad física suspendí el partido"
Un campeonato con un inicio bochornoso
Padín y Riguetti, estrellas albinegras
Texto: Carlos Andres Ferreyra (@Caf03) y Sebastián Busader (@sbusader) Archivo Fotográfico: Eliseo García, Otto Benjamín y Héctor Padín.