La gran timba ¿clandestina?
A comienzos de los años 70 Allen se vio sacudida por un suceso que ha quedado en la memoria como un hecho de sangre entre dos personajes muy conocidos de la vida allense de aquellos años. El acontecimiento implicaba a funcionarios y a una problemática que la sociedad ya había normalizado: la quiniela clandestina. Todos sabían lo que acaecía, pero tal vez se necesitaba algo más fuerte para que se hablara de ello. Aquel verano del ’71 se enfrentaron el jefe de la “timba clandestina” en la región, Cholo Alensi, y otro hombre llamado Santiago Espinel, quien más tarde apareció muerto en el baldío lindante al lugar de la disputa. El hecho causó un revuelo en la sociedad regional y trajo a escena el tema de la connivencia de funcionarios regionales y provinciales con la quiniela clandestina.
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Si hablamos con alguien que supere los 45 o 50 años no podrá negarnos el recuerdo de aquel señor que cotidianamente, en la puerta de las casas, los bares, las confiterías o en cualquier otro lugar público, tomaba los numeritos para la quiniela. El “levantador” fue una figura que todos conocían. La comunidad entendía qué significaba. De lo sucedido aquel 16 de febrero de 1971 ya nadie quiere hablar mucho, tal vez porque finalmente la herida de ser identificados por ese hecho ya esta cerrando en los allenses. A las 24 horas, en la confitería del Hotel Mallorca, se enfrentaron Juan Antonio “Cholo” Alensi con Santiago Espinel. ¿Por qué? Todos coinciden en que discutieron, pero hay varias versiones de lo que pasó en esa fecha. Lo cierto es que hubo ajuste de cuentas. Después de la disputa y un tiroteo entre ambos protagonistas, Espinel huyó, pero apareció asesinado en la madrugada a unos pocos metros del Hotel, en los fondos de un local en la esquina de Tomas Orell y Sarmiento. Muchas voces anónimas mantienen el recuerdo:
“Me acuerdo que después salíamos y pasábamos por el lugar donde habían encontrado el cuerpo… eran tiempos de la ‘vuelta del perro’, eso de salir a girar por la ciudad en el auto a la tarde, especialmente un domingo (…) el diario día a día iba contando lo sucedido y no podíamos creer que lo que contaban había pasado acá, era como una película policial” (L. M. 2008).
Los medios que cubrieron el hecho describen detalladamente las averiguaciones que se iban haciendo jornada a jornada. El diario Río Negro denunció a los pocos días que la policía dejó actuar a los participantes sin control y que no adoptó medida alguna luego del tiroteo en la confitería del hotel. Los testigos aseguran que el “Cholo” Alensi les dijo que era mejor que se fueran y que entonces salieron grupos armados, en varios vehículos impunemente por la ciudad, incluso entre ellos estaba Alensi herido quien luego se internó en el Sanatorio Allen.
Todo tenía un trasfondo más amplio y preocupante. Por un lado, el juego clandestino en la región, que abarcaba Neuquén, Río Negro y sur de Bs As y que tenía su centro en Allen. El Diario Río Negro, el 19 de febrero del ‘71, daba cuenta del “negocio” bajo el título “El túnel de la quiniela” y se “descubría”, casi inocentemente, que la policía y los funcionarios no desconocían lo que sucedía en Allen. El 25 y 27 de febrero el diario señalaba que hacía un año, aproximadamente, en una reunión de funcionarios locales con el Gobernador Requeijo, el Subsecretario de Asuntos Sociales José Maria Holgado y el Jefe de Policía, Inspector Clemente Carbonell, se analizó el problema de que en Allen “estaba establecido el principal capitalista de juegos prohibidos de la región”, que operaba en gran escala en toda la zona y con total impunidad en la localidad. El Gobernador habría preguntado quién era el sujeto y los presentes le mencionaron a Alensi.
Por otro lado, el tema estaba naturalizado de tal manera que “todos sabían, pero nadie sabía”. Los funcionarios y la policía hacían la “vista gorda”. Esta situación abrió interrogantes: ¿Qué rédito sacaban de la actividad?, ¿Se construía otra manera de financiar candidatos y campañas? ,¿Se conformaba un “fondo” con el cual comprar adhesiones, cerrar acuerdos, callar denuncias? Otros periódicos de la región y del país no sólo habían referido los hechos, sino que además detallaban los pormenores y exigían que las autoridades provinciales renunciaran. El “Sur Argentino” de Neuquén fue uno de los más imperativos y uno de sus periodistas recibió tres disparos con pistola automática y silenciador durante los festejos del corso de Carnaval, sin embargo, a pesar de la multitud que poblaba las calles, nadie vio nada.
Toda la región se vio conmocionada, aunque muy pocos habitantes desconocían el juego de quiniela clandestina. Es poco probable que nadie se haya preguntado qué hacían esos señores que anotaban “el numerito” en una libreta a plena luz del día. Y tampoco es posible que la policía y el gobierno desconocieran la actividad. A las indagaciones periodísticas los funcionarios respondieron no sólo con evasivas, sino que además dejeron desconocer la existencia del juego clandestino. Incluso Ducás, en un reportaje en Radio LU 15, minimizó lo sucedido diciendo que era un hecho “como tantos otros que suceden en el país”. En su ciudad, sin embargo, a unos pocos días, un periodista neuquino fue muerto a balazos. Cabe señalar que un ciudadano con nombre y apellido se arriesgó a denunciar públicamente que funcionarios locales y provinciales sabían de la existencia de una organización del juego clandestino en la zona desde 1970. El ex intendente Isaac María Darquier dio su testimonio a los medios porque consideró que “como simple ciudadano y ante los hechos de público conocimiento, me veo en la obligación de no callar mi pública denuncia de la organización de juegos prohibidos en la zona, efectuada ante las autoridades hace más de un año”.
En la causa, Alensi fue defendido por el futuro gobernador de nuestra provincia, Pablo Verani, que era fiscal de Estado. Las crónicas periodísticas de la época le exigían, por ética profesional, renunciar al cargo. Pero mientras duró la cobertura de los hechos no lo hizo y sólo argumentó ser “amigo personal” de Alensi. Realizó la defensa con la colaboración de un especialista en Derecho Penal, el Dr. Benamo, pues Verani dijo no ser “penalista”. También es interesante tener en cuenta lo que declaró Alensi sobre el hecho. Según él, la disputa fue porque le pidió a Espinel que le devolviera lo que le había robado a Luisa Rivero (en ese tiempo encargada de la conserjería del Hotel Mallorca). También dijo que Espinel era su protegido, aunque andaba en la delincuencia, y que lo había sacado de la cárcel. Pero además, declaró que luego de recorrer las calles buscando a Espinel, fue a lo del Dr. Moneta, a curarse las heridas. El Dr. Moneta era esposo “Luisita”, la hija de Luisa Rivero.. El tema es muy rico para analizar. Si bien quién era el “Cholo” Alensi y cómo fue forjando su capital es un trabajo de investigación que algunos ya han asumido, hay cuestiones mas complejas que deberían profundizarse. Los sucesos que la gente recuerda giran en torno a Alensi, Espinel, los disparos y la quiniela clandestina, sin embargo hay que señalar que todo continuó como hasta el momento, la vida de los pobladores de aquellos tiempos no se alteró. Los medios señalaban que, a unos días del hecho, los pobladores de Allen vivían en un “clima de normal tranquilidad, dedicados a disfrutar el clima apacible de este verano tardío y la alegre celebración de las fiestas carnavalescas”. Eduardo Galeano dijo que la impunidad exige desmemoria. La memoria no remite sólo al pasado sino a la capacidad para recordar, al ejercicio de imaginación y composición en conjunto con el reconocimiento de lo que somos en este tiempo. Si bien en la memoria local el acontecimiento no está aún totalmente olvidado, ya nadie recuerda detalles y hasta muchos prefieren no hablar del tema.
Galería de noticias ALGO MÁS: La noche que Allen se llenó de pólvora, violencia y muerteExtracto de Revista Panorama Director: Tomás Eloy Martínez.Año VIII N° 2002, Buenos Aires, 9 al 15 de marzo de 1971 (Texto completo).
Juan Marcos Ortíz, Trabajo Final para Creación y Producción en Diseño y Comunicación de la Universidad de Palermo, 2011.
"El Macondo del Alto Valle. La historia del“Cholo” Alenci".
Ramón Landajo, Buenos Aires, octubre de 1999.Diario Río Negro 2006 y 2008:
El año en que "Cholo" Alenci fue a Caracas a asesinar a Perón
Una vida turbulenta en el Valle, siempre al límite.
Perón: "Unindividuo de avería"
Guglielminetti, el espía alegre.
yo fui testigo..con 16 años , mi tio pancho era intendente,era estar en medio de una pelicula de cowboys, la maffia dueña de la ciudad y a vista y paciencia de todo el mundo.yo fui a declarar a Gral Roca.
Da más datos. Toda información es bienvenida.
Mi tío abuelo —que en su juventud había sido un equilibrista entre lo legal y lo ilegal —había conocido a Alenci muchos antes antes de estos hechos, probablemente en Mendoza en los 1950s.
Me gustaría saber quien escribe tan bulgarmente sin información fidedigna. Cuando quieran saber la verdad de lo ocurrido les dejo mis datos.
Ah y por favor la ortografía ya que se hacen los periodistas