El Maldito. Por Juan Cárdenas.
El odio como virtud, como esperanza. El odio como legado, como defensa, como sinónimo de amor. El odio como primera palabra pronunciada. El odio como idea, como construcción. El odio como un grito de auxilio o como una canción de cuna. El odio como nombre propio, como estandarte, como escarapela, como himno, como biblia apócrifa escrita por un dios exacerbadamente humano. El odio en primera persona.
Si todo puede explicarse, si todo tiene una razón, para llegar a ella habrá que atravesar toda una marea de odios inexplicables y la violencia que brota de tanto odio. Y aún así, cuando ya estemos en el final, no habrá nada que nos redima de todo cuanto hemos leído.
“El Maldito”, no explica ni justifica, sólo cuenta, relata, describe; tal vez, como en la vida misma, nos veremos desbordados, sorprendidos y la misma pregunta que otros también ya se han preguntado nos llegará apenas, con el primer capítulo: ¿Realidad o ficción?.
Como autor, propondría otra pregunta: ¿En qué momento, en qué línea, la realidad o la ficción se entrecruzan y ya no es posible distinguirlas, separarlas?. En mi opinión, es encarar un trabajo infructuoso, ya que hasta el azar, en un texto, es una construcción. Mejor sería, abordarla desnudos de prejuicios y de temores, desnudos del, ¿por qué?, uno escribe sobre tales o cuales cosas. Lo escrito, escrito está y aunque decidamos no leerla, eso, seguirá allí.
¿El autor se encuentra condicionado por sus vivencias a lo que finalmente escribirá?. Uno escribe bajo una serie de premisas: Por lo que escuchó, por lo que le contaron, por lo que vio y finalmente por lo que vivió. Por lo cual ese, “condicionamiento”, no sería tal. Desde el momento que uno decide enhebrar un relato está también la decisión de, “estar en el texto”, o “estar detrás del texto”, en lo particular, casi siempre, he preferido estar detrás del texto y no hacer de la literatura un relato de mi vida, aún, teniendo como punto de partida, alguna circunstancia de mi vida.
El odio en primera persona, describe el lugar donde nací, Allen, y los lugares por donde caminé, Neuquén y General Roca. El odio en primera persona es el alter ego, el súper yo, de otro, con el que entrará en conflicto y desencadenará lo que yo llamo, un “suicidio psicológico”. El odio en primera persona nos dirá abiertamente que él es, “El Maldito”, pero no habrá que creerle demasiado porque cuando nos lo dice, sólo estaremos a la mitad de la novela.
Desde la memoria, es posible volver sobre nuestros pasos y hasta dialogar con nuestros muertos y es lo que hace un hombre, sin nombre, cuando el odio en primera persona calla. Pero la memoria no lo es todo, sólo lo ayuda, deberá recorrer un laberinto, como si de un campo minado se tratara, para llegar, a quien esta buscando.
El final será conflictivo e inesperado. Un hombre reuniendo todos los nombres. En un capitulo completamente dialogado, con situaciones inverosímiles, imposibles, “El Maldito”, tendrá un cuerpo, pero no alma; podrás verlo, pero no tocarlo.
Están invitados a atravesar “El Maldito”, pero con cuidado… Está escrita, por un lobo suelto…
PD: ¿Cómo hacer la travesía?: En el blog de la novela hay 2 capítulos. Recién en el 2do. podrás dejar un mensaje o pedir otros 2 capítulos más y así sucesivamente. En la medida que se vayan pidiendo capítulos, podrás continuar. Claro está, que los insultos y las blasfemias serán eliminados.
BLOG EL MALDITO Capitulo I Capitulo II
Gracias por el gesto y la atención. La novela «El Maldito» puede consultársela en la Biblioteca Naciones Americanas y para más detalles consultar con la Bibliotecaria Nelly Santarelly.
Gracias Juan! saludos