Un cine llamado «El último perro»??
Sabías que algunos creyeron que el cine se llamaba "El último perro"???
Cuentan algunos testimonios qué en la primera función del Cine San Martín se proyectó la película “El último perro” en la que participaba Hugo del Carril y Nelly Meden. El cartel promocional era una banda que ocupaba todo el ancho de la fachada del cine y estaba en letras enormes. Muchos de los transeúntes que pasaban entraron al cine y pidieron hablar con los dueños. La queja de todos era que el nombre “El último perro” les parecía “muy raro” para un cine y proponían (algunos más indignados, otros timidamente) ponerle otro nombre. Los dueños debieron explicarles que el nombre en la marquesina era solo de la película que se proyectaría y no el nombre del cine. Igualmente los comentarios siguieron en la calle: ¡Miren que ponerle semejante nombre!!.
Tomas Orell era el dueño del edifico del nuevo Cine San Martín, quien junto a la Empresa San Martín compuesta por Daniel Navarro, Darío Sánchez, José Lorente (luego dueño del Salón Rojo), Alfredo Campot (dueño del Almacén de Ramos Generales en T. Orell y Juan B. Justo, conocido como el "pibe" Campot, arquero de fútbol) y Héctor García Villanova.
La primera función fue un 8 de marzo de 1956 y, seguramente los que aún seguían preocupados por el nombre del nuevo cine pudieron saber cual era el verdadero. Más tarde se colocó un cartel suficientemente grande para evitar cualquier confusión...
Algo más...
El nuevo emprendimiento tenía alrededor de novecientas localidades, un amplio hall, confitería y kiosco. Fue la primera sala con cinemascope en la zona, era el cine de “pantalla gigante”.
Además, el escenario estaba provisto de un grueso cortinado de terciopelo y sirvió de contexto para reuniones, eventos o programas de TV local como la Justa del Saber.
Libro del Centenario: La pantalla gigante
Paradiso de identidad y cultura.
Algo más...
El cine fue uno de los lugares favoritos de los allenses como entretenimiento familiar y cita “a oscuras” de las parejas en tiempos de noviazgo. Uno de los primeros cines en Allen fue el Cine Hotel España (Calles Libertad y Alem). Allí se exhibían películas los días sabados y domingo; la gente se ubicaba en las sillas del comedor y veían las películas que se dividían en tres actos. En cada acto, se encendían las luces, los asistentes conversaban y consumían algo en el bar mientras esperaban que la maquina cargara la segunda y posteriormente la tercera parte. Esa tarea era realizada por Juan de Prado y era muy común que el celuloide se incendiara… siempre se tenía a mano un sifón para apagar el incendio… y la función continuaba. El proyector se ubicaba en el exterior del edificio (una casilla de madera), sobre la calle Alem Paralelamente se exhibían películas en el Lisboa (Don Bosco y Tomas Orell), cine que nació en 1934 conjuntamente con el Hospital local. Otra sala de proyección fue el salón Municipal, que dio funciones en el año 1937 y durante la decada del 50. En la imagen vemos la sala llena del cine San Martín que se inaguró el 8 de marzo de 1956 con la proyección de la película nacional “El ultimo perro” con Hugo del Carril y Nelly Meden. Tenía alrededor de novecientas localidades, un amplio hall, confiteria y kiosco. Además, en el amplio escenario, provisto de un grueso cortinado de terciopelo, se realizaban reuniones y eventos como la Justa del Saber donde participaban alumnos de distintas escuelas, espectáculos de música, etc. Fue la primera sala con cinemascope en la zona, cine de “pantalla gigante”, propiedad de Tomas Orell aunque la explotación estaba a cargo de la Empresa san Martín, integrada por Daniel navarro, Dario sanchez, José Llorente y Hector García Villanova.
Desde comienzos del siglo XX los cines fueron centrales en la vida sociocultural de nuestra ciudad. La importancia edilicia y urbanística alcanzada por los emprendimientos cinematográficos fue un reflejo de la dimensión social y económica de este nuevo arte, característico de la época. La relación de la ciudad y el cine vivió momentos de esplendor. Algunos estrenos conmovieron la vida ciudadana, las salas se transformaron en sitios fundamentales de las ciudades en crecimiento y en espacios de interacción social y apropiación cultural. Hacia fines de los ‘60 el desarrollo tecnológico y los cambios en los medios audiovisuales fueron desplazando a los cines. La televisión modificó profundamente las formas de la vida privada e ingresó la vida pública al hogar. Entre 1975-90 comenzó la decadencia de las grandes salas por la poca afluencia de público, motivada en la incorporación de otros medios audiovisuales (el video, el cable) y la caída del consumo de los sectores medios. La ciudad se transformó, cambiaron los espacios de esparcimiento y en nuestra localidad, el único cine que quedaba… cierra.
Entre 1990-2001 hubo una recuperación de la actividad y nació un nuevo cine en nuestra ciudad, el Cine Plaza, lamentablemente de vida efímera…. Tanto el Cine San Martín como este nuevo emprendimiento son alquilados para nuevos usos, a pesar de su riqueza patrimonial y edilicia. No parece haber habido intentos de salvarlos hasta que nuevas modalidades como la aparición de cines multipantalla, que ofrecen varias salas en un mismo edificio, asociado a centros de compras o supermercados integrados a otras formas de esparcimiento. Ante estos complejos cinematográficos ubicados en otras ciudades cercanas, renace el interés y algunos grupos vuelven la mirada a esos edificios promoviendo su recuperación. Lamentablemente, con el cine San Martín se llegó tarde...
Algunas repercusionesHay un viejo adagio en el periodismo que dice que una noticia se produce “cuando un hombre muerde a un perro”, en alusión a la singularidad y espectacularidad propia del hecho noticioso. Además, la presentación de un determinado hecho difundida por un medio no es más que una versión de lo ocurrido, con todo lo que ello implica, moldeada a partir de infinidad de variables que pueden ir desde la diversidad de las fuentes consultadas hasta cuestiones de índole ideológica por parte de quien escriba.
Entonces, no cualquier acontecimiento cotidiano entra dentro de esta categoría. Sería casi una ingenuidad pensar que el periodismo refleja la realidad de una manera pura y objetiva, más bien la recorta y la vende como cualquier mercancía. Y el acto de vender, precisamente, suma aún más elementos desequilibrantes que acaban por socavar la tan pretendida “objetividad periodística”. Todo esto, obviamente, va de la mano del impacto y el interés que se busca generar en el lector.
El incendio del ex Cine San Martín ocurrido en mayo del año pasado, sin lugar a dudas fue noticia, pero solo para los allenses. La cobertura del hecho a cargo del diario más importante de la región causó no sólo sorpresa sino mucha indignación en nuestra localidad. El titular “Evacuaron una clínica y un geriátrico allenses” ni siquiera hacía mención a la tragedia que tenía conmocionada a gran parte de la comunidad.
El perfil del hecho que para el diario era central, para los habitantes de la ciudad resultaba secundario, apenas anecdótico. El problema reside en que el dramatismo de aquel título estaba pensado para repercutir en un público que rebasaba ampliamente las fronteras de la ciudad. Era un enfoque desde otra óptica, ajena a la realidad del pueblo y que desconocía toda la carga emocional y la significación que el suceso tenía para los allenses. De allí el malestar.
Otro aspecto teórico de vital importancia a tener en cuenta es el de la trascendencia. Lorenzo Gomis, un teórico de la disciplina, explica que noticia “es la expresión periodística de un hecho capaz de interesar hasta el punto de suscitar comentarios. O, más brevemente, noticia es un hecho que dará que hablar...” (1). Resumiendo, tenemos dos elementos que son claves en este proceso: por un lado el manejo de la información por parte del medio, es decir la interpretación que se hace de un determinado hecho, y por otro la repercusión que la publicación de ese hecho genere. En este caso, por cuestiones históricas la importancia y la repercusión del suceso quedaron circunscriptas al ámbito local y prácticamente no fueron reflejadas por los medios regionales. Solo se hizo presente a través de varias cartas de lectores que fueron apareciendo en el diario Río Negro en las semanas siguientes.
En general la temática giraba en torno al debate que se estaba generando a partir de la polémica decisión adoptada por el municipio de comprar el edificio, ahora reducido a escombros, donde había funcionado el cine. La excusa era la recuperación y preservación del patrimonio histórico de la ciudad, pero las posiciones cruzadas no se hicieron esperar y rápidamente se instaló la polémica. (Por Ignacio Rodríguez)
(1) Gomis, Lorenzo, “Teoría del Periodismo”, pág. 49, Ed. Paidos, Mexico 1991.
Correo de Piero (2010):
LA VERDAD!!!!!! MUCHAS GRAAAAACIAS!!!!!!
ES INCREÍBLE LA SENSACIÓN DE VER EN EL MURAL ... LA CONFITERÍA ¨LA PERLA¨ CON YIYO BRACALENTE Y PECCI, POR AHÍ ADENTRO...
CUANDO IBAMOS A TOMAR VERMOUT... Y HACER DIABLURAS... CON LA BARRA DE AMIGOS...
EL CINE SAN MARTÍN NUESTRO ÏL POSTINO... NUESTRO EL CARTERO... DONDE VIMOS TANTAS PELICULAS INOLVIDABLES, MATINÉS INOLVIDABLES...
ADEMÁS EL CONCIERTO QUE HICIMOS ALLÍ, QUE FUÉ MI PRIMER REGRESO A ALLEN, CON LA ORQUESTA DE ARDOLINO, QUE NUNCA LO VI TAN LLENO... CON TANTOS RECUERDOS....
EL KIOSCO QUE ATENDÍA LA MAMA DEL GOGO... QUE VIVIAN AHÍ MISMO ARRIBA!!!
ESPERO PRONTO SACARME UNA FOTO EN ESE HERMOSO MURAL...QUE CAPTÓ EL ALMA DEL ¨ CENTRO¨ DE NUESTRO QUERIDO ALLEN...
CASI LLEGA... AL NEGOCIO DE PRESTO-FON !!!...POR UNOS METROS...
UN FUERTE ABRAZOOO!!!!
Piero
La foto correspondiente a la justa del saber, claramente corresponde al salón municipal y no el cine san martin.-