De boliche en boliche
Allen tuvo muchos bares que ya no están y que poblaban el centro, el barrio Norte y la zona de chacras. Veamos algunos bares que nos contaron y ayúdenos con otros que no conocemos, gracias!!
Severo Ciriaco Quiroga es nieto de Roque Galarce, uno de los primeros pobladores de Allen que tenía su chacra en la zona de Guerrico. Severo nació en 1897 y fue entrevistado por Luís Silenzi en los años 90 para el libro “Allen, en sus albores…” (1991). Allí Quiroga recuerda que en la calle Don Bosco, en la cuadra entre la Comisaría y la Iglesia, había un bar donde “se bebía y se usaban fierros”. Otro bar conocido fue la famosa fonda de chapas de Basilio y su hermano Alonso, frente al mástil en la plazoleta.
Las "fondas" de Basilio Alonso, José Basilio y Manuel Rodríguez eran lugares de paso y esparcimiento, donde algunos testimonios cuentan que se hospedaban “los recién llegados más pobres”, mientras que el Hotel España alojaba a los viajeros más acomodados que bajaban en la estación. La “fonda de chapas de Basilio” frente al mástil fue una de las primeras construcciones de la ciudad.
“Había muchos bares por aquellas épocas, como sería que don Juan Ginez, albañil y chacarero de la zona de Guerrico, cuando le preguntaban dónde tenía la chacra respondía ‘a siete bares de Allen’ pues salía del bar El Moro y pasaba por todos los que estaban en el camino: el de Vidal en el cruce de la ruta 22, luego el Pobre Onofre, en Guerrico ,cerca de la escuela, pasaba por otro, después por otro en la zona de las chacras de Polio, que también era despensa. A unos 10 km. de la ruta 22 doblaba hacia Roca y allí lo esperaba el bar y despensa de Ujaldón para terminar en los Cuatro Galpones, ya cerca de su chacra” (Gustavo Vega, 2008).
Otros hoteles con bares eran el de Andrés Fernández y el de Manuel Pérez. Estos lugares eran frecuentados por hombres pues eran recintos fundamentalmente masculinos y quienes se reunían pertenecían a diferentes sectores del pueblo.
Otro boliche, del que no tenemos muchos datos era el de Ruiz.
En noviembre de 1912, se inauguró el café y billar de Manuel Canseco con un almuerzo y baile al que asistieron numerosas familias allenses. Por otra parte, los aragoneses realizaron su tradicional fiesta de Nuestra Señora del Pilar. Según cuentan los testimonios, en la reunión no faltaron “dulzaina y el tamboril, cuyas estridentes y alegres notas se dejaron oír desde las vísperas” y así el baile duró “hasta el amanecer” (Río Negro, 1912).
Nicanor Fernández Sotera llegó de España en 1887. En los años 20, junto con Alonso y Carrero, estableció un almacén de Ramos Generales denominado “La Perla de Allen” que estaba ubicado en la actual esquina de Libertad y Sarmiento. Estos grandes almacenes eran muy comunes en tiempos territorianos, en ellos se vendía de todo: comestibles, bebidas, leña y madera, cigarrillos, botas y alpargatas, verduras, muebles, máquinas diversas, artículos de hierro, papel, libros… También funcionaban como sastrería, talabartería, droguería, carnicería al por mayor y menor. Oficiaban como eran fondas y paraderos para carruajes y animales, además de café, club, agencia de encomiendas, alquiler de caballos, mulas y carros para viajes, corretaje de frutos del país y “poste restante” para cartas de vecinos (Gonzáles, A. 2004)
El juego y el alcohol eran parte de la vida nocturna, especialmente la bebida que era un “verdadero vehículo de comunicación (…) la visita al boliche un día domingo, o cuando el trabajo lo permitía, se constituía en una de las pocas formas de esparcimiento posible” (Lator, C. y otros, 2004). No había diferencias sociales, señores de “apellido” y simples mortales compartían los vicios y el espacio, pero las peleas y conflictos solían ser moneda corriente.
Allen tenía varias bodegas en los inicios del pueblo: Fernández Carro, Francisco Fernández, Basilio García, Benito Huerta y Antonio Gabín. Para 1924 ya estaban los establecimientos San Marcos de Zorrilla,La Lirade Buscazzo, Ciudad de Astorga de Fernández yLa Leonesade García y Biló. Había mucha viña y generalmente, cada casa hacía su propio vino.
El vino se hacía en una prensa
que estaba en una especie de sótano
que se caía a pedazos
entre una nube de mosquitos
se exprimía de la uva el mosto y se sacaba un vino generoso
espeso a veces áspero
que te hacia hablar hasta por los codos
al abuelo se lo mezclaban con agua
y el abuelo rezongaba
“rapaz, tráeme un vaso de vino de la bordalesa”
y se lo bebía
en un vaso de vidrio grueso despacito
hasta que le entraba vaya uno a saber qué pensadera
de venirse acá a esta tierra a los 20 años
qué mundo raro éste
la vida a veces se leía en sus ojos
amansar la tierra
criar hijos en una tierra ajena
nunca volvió mi abuelo
sólo de vez en cuando
se le iluminaba el rostro
con algún recuerdo lejano
Daniel Martinez – Katrú - Memorias del Manzano (inédito)
“Vi varios duelos criollos a cuchillo y poncho que se originaban en el boliche del señor Claudio Iglesias, que estaba en la calle Juan B. Justo” (Jaime Rostoll en Libro Histórico Escuela N° 23, 1985) "Recuerdo que una compañerita de escuela murió en un asalto en el boliche de Herrera. Ya herida, corrió para la propiedad de Fernández Carro y murió" (Bernardo Martínez para Yappert, S. 2008) Finalmente en 1914 se prohibió definitivamente, el expendio de bebidas alcohólicas los domingos en función de la “Ley de descanso dominical”. Como dijimos anteriormente, el consumo de alcohol y el juego era una preocupación de las autoridades territorianas. Todos los lugares de esparcimiento eran espacios a legislar, pero la aplicación de la ley pasaba por el tamiz de la policía, quienes, por intereses creados definían qué estaba prohibido y qué permitido. “Persistimos en lo que en otras veces hemos dicho: que los agentes del orden público se exceden, en general, en sus facultades e incurren con persistencia en abusos que, salvo rarísimas excepciones, cuentan con tolerancia, cuando no con el apoyo del superior. Ya no es sólo el agente subalterno que, por defectos de cultura o por ignorancia, levanta su arma para apalear en plena capital del territorio a individuos indefensos sino que el bárbaro método se extiende, se difunde y gravita con brutal intensidad en las poblaciones lejanas donde el superior suele ser el panegirista mas entusiasta de esos procedimientos estimulando así el hábito en la inconsciencia del subalterno, que luego hace de los agentes inferiores el azote más temible de estas tranquilas y pacíficas comarcas” (Río Negro, 1915). Se bebía desde muy joven y en las reuniones no faltaba el vino y el asado. El alcohol comenzó a ser una preocupación para las autoridades, especialmente porque al estado de ebriedad se sumaba el desconocimiento de la autoridad policial a la hora de poner fin a los conflictos:“Me lo lastimaron”
La Justicia Letrada era la encargada de administrar los Territorios Nacionales y la justicia local quedaba en manos de los Jueces de Paz y la policía. La pobre preparación de estos funcionarios muchas veces no los hacía competentes para el cargo. Susana Bandieri (2006) señala que sus obligaciones, fijadas por ley, eran variadas: desde causas civiles y comerciales hasta tránsito de ganado, expendio de guías, registro de marcas y señales, control sanitario, patentes comerciales, policía rural, caza, división de tierras, caminos y régimen de aguas, etc. También se hacían cargo de contravenciones consideradas de menor gravedad, como “embriaguez, vagancia, juegos de azar, ostentación de armas, boleadas de guanacos y avestruces” y del control y vigilancia de los espacios públicos que eran considerados “ámbitos de peligrosidad” como boliches, salas de juegos, prostíbulos, etc. Los documentos analizados en el Archivo Histórico de Río Negro refieren en general a robos “por hambre”, abigeato (robo de ganado), desacato, violaciones, declaraciones de pobreza, malos tratos y una gran cantidad de causas que involucraban a la policía por abuso de poder, borracheras y disturbios. El disciplinamiento y el control social penalizaba aquellas conductas que “infringieran los comportamientos socialmente aceptados” y eran denominados de “peligrosidad no delictiva” cuyas manifestaciones eran mayoría en los ámbitos territoriales, especialmente rurales. Se trataba de un territorio plagado de violencias, donde las armas estaban al alcance de todos y el alcohol servía tanto para socializar como para despertar pasiones. Las autoridades y la elite mostraban profunda preocupación por el fenómeno, pedían mayor presencia del Estado “prestando especial atención a aquellas instancias que aseguraban y garantizaban la protección de las personas y el normal desenvolvimiento de sus negocios” (Rafart, G. 2007) Salir a encontrarse “En el salón de cine – Hotel España se realizó el sábado pasado el baile que en honor a las señoras y señoritas que cooperaron en las fiestas que realizó la Comisión de Damas Cooperadora del Hospital. En los sorteos realizados el Sr. Carlos Gazari fue favorecido con una máquina fotográfica y el Sr. Carlos Leitner ganó un Barrilito de Vino Añejo de la Bodega Alto Valle de Amadeo Biló. Muy animado resultó el mismo que prueba del entusiasmo se danzó y se hizo derroche de alegría hasta pasada las 6 de la mañana del domingo” Voz Allense – diciembre 1933 Al ritmo del aumento de la población y los cambios productivos, se expandieron los espacios constructores de sociabilidad. Conforme a la historia regional, Allen tuvo ámbitos de carácter informal como bares y boliches, cine, y espacios institucionalizados como clubes deportivos y asociaciones, todos frecuentados, generalmente, después de la jornada laboral. El Centro Recreativo Allen fue uno de los primeros en organizarse y realizar fiestas, festejar carnavales y otras actividades festivas. En conjunto con otras organizaciones, también realizaba actividades como aquel festival escolar realizado con la escuela local con motivo del 9 de julio. Primero se cantó el Himno Nacional en la plaza, se repartió “ropa a niños pobres en el lunch infantil y, más que todo, en la velada literario–musical desempeñada por los alumnos” (Río Negro, 1915). “A una simpática fiesta dio lugar el baile celebrado en el salón Ordoñez, celebrado por el Centro Recreativo Allen; se bailó con animación hasta las primeras horas de la madrugada. Estuvo muy concurrido” (Río Negro, 1915). “De Allen (…) se llevaron a cabo en el salón Centro Recreativo Allen, los dos grandes bailes con que este Centro festejó al rey Momo; siendo el de la fecha 13 el de disfraz y fantasía y el del 20 puramente social. El primero de estos, congregó en esta sala la alegría del conjunto de mil caprichos femeninos, al par que gustosos, siendo de aplaudir el entusiasmo reinante desde las primeras horas de la noche hasta ya entrada la madrugada”. (Río Negro, 1915) Los hoteles como el España, tenían espacio para comer, ver cine, bailar y jugar a las cartas y otros juegos de azar: “El salón del hotel España era el centro de bailes, la orquesta en boga era la dirigida por el llamado ‘don Carlitos’ e integrada por Pascual y Miguel Macri, Mancini y Juan Tarifa” (Río Negro, 1965). Sucedió en una oportunidad en el pueblo, exactamente en el Hotel España, un enfrentamiento entre dos parroquianos que estaban jugando a las cartas alcoholizados y comenzaron a discutir. El juego de “naipes” era prohibido por la ley pero estaba tan afianzado en la sociedad, que era muy difícil para los propietarios de bares y boliches negarse a este requerimiento. El Comisario interino había salido aquella noche a hacer su recorrida de rutina, cuando se topó con el descontrol de los dos jugadores, que ya se enfrentaban a los golpes. Sin embargo, no se animó a intervenir, volvió a la Comisaría y envió al agente que estaba a su cargo. Según el documento de la Justicia Letrada de 1912, el Comisario le pidió que fuera a “recordarles la prohibición del juego”. El subordinado entró al hotel decidido, pero su autoridad “fue desconocida por los alborotadores”, quienes comenzaron a golpearlo duramente. En el documento mencionado, el Jefe de policía envía una queja a su superior, preocupado no sólo por la dificultad que tiene para lograr que la autoridad policial sea acatada, sino por el lamentable estado en que quedó su subordinado. “Me lo lastimaron” señalaba el policía, quien además argumentaba que por su condición de interino consideraba que "no tenía ningún derecho en el pueblo porque no era el comisario" (Justicia Letrada – Juzgado de 1° Instancia dela Gobernación de Río Negro – AHRN). ASALTO AL BOLICHE DE HERRERA por Roberto Von Sprecher La historia, de la que quedan apenas unas líneas borrosas en un diario local, se transforma con el tiempo. El mismo tiempo que concluye con la vida de quienes fueron testigos directos. Se pierden, con esas muertes, entre otras cosas, los detalles y se comienzan a agregar algunos que nunca existieron. De hecho nunca hubo un asalto que haya podido registrar, al Boliche de Herrara, porque aquel caserón, en una época ya incierta, en algún momento de las primeras décadas del siglo veinte, no era el Boliche de Herrera sino el Boliche de Boné. Herrera y familia se establecieron en el mismo edificio, ya en decadencia y con los ladrillos vistos del exterior desgastados, mucho después: Pero cuando yo era un niño la historia circulaba como “el asalto al boliche de Herrera”. Hoy, ya pasada la primera década del siglo XXI, el ruinoso local aún subsiste y sigue siendo un boliche de campo. Luce un letrero pintado a mano sobre la pared: “El Pobre Onofre”. Ubicado en esquina, el propio local esquinado, sobre la Ruta 22 y un camino rural. En la época del asalto la ruta 22 era de tierra, el camino rural sigue siendo como entonces. Los hechos fueron sencillos y sangrientos. Boné y parte de su familia atendían aquel boliche de ramos generales, cuando entraron cuatro sujetos nada distintos a los clientes habituales. Uno pidió alguna mercadería que estaba en uno de los estantes superiores, por lo cual la mujer de Boné tuvo que acomodar la escalera y trepar para buscarlo. Cuando estaba subiendo, sin previo aviso, uno de los individuos saco una escopeta y le tiró a la cabeza. En el revuelo inmediato Boné padre se escapó por el patio de atrás y corrió a la cercana chacra de Fernández a pedir auxilio. Volvieron enseguida bien armados, aunque Golo Fernández sólo llevaba un cuchillo grande de cocina. El primero en entrar fue el propio Boné, no había rastros de los asaltantes y todos los miembros de la familia habían sido muertos con armas de fuego. Cuentan que, inmediatamente, Boné cayó muerto de un paró al corazón, mientras que Golo, confundido en la oscuridad de la entrada clavaba el facón en una bordalesa de vino. La policía encontró a los asaltantes una semana después en unas cuevas al norte del Río Negro, no se resistieron. Nadie sabe hoy qué pasó entonces. Si uno lee las noticias sobre otros hechos similares de la época no sería extraño que los hubieran fusilado ahí mismo.Más: Viejos almacenes que cultivan la tradición rural
Carlos Antonio “Petisco” Martín nació el 20 de octubre de 1944 en el hospital de Allen. Su padre había nacido en Salamanca, en el pueblo Valdelijaderos. Carlos recuerda que su mamá, Laudelina Fernández, llegó al pueblo con un hermano en el año 1925. En aquel momento, en Europa había mucha miseria y la familia tenía muchos hijos.
CONTINUARÁ...
Alguien recuerda la Tienda El Modesto de Julio Bercovich. Dónde estaba ubicada? Hay fotos ? La habrá instalado desde 1915 en adelante. No recuerdo el año exacto. Si sé que preparaba las viandas para los obreros del ferrocarril.
Una allense , me sugiriò esta pagina. Sinceramente me agradò..aunque no soy allense, mi Madre sìnacio en 1914.., todavia tengo fliares por alla. Poseo varias fotos, y relatos de principios del sigloXX, y fotos del finales del sigloXIX, quisiera compartirlas. Muchas Gracias…
Las esperamos Haydee!! Podes enviarlas por correo a contacto@proyectoallen.com.ar o al facebook Proyecto Allen. Gracias!!!
Gracias Ricardo! Gracias Haydee!! Podes enviarnos las fotos y relatos a contacto@proyectoallen.com.ar o tambien llamandonos al 0298 – 4450344 y las vamos a buscar y/o te hacemos una entrevista. Gracias por compartir!! Ricardo sabemos muy poco de la Tienda El Modesto, podías preguntarlo en el facebook del proyecto a ver si alguien lo recuerda saludos!!
El Club Social con domicilio en Libertad 55.- La foto publicada se tomó en el centro del salón, donde se puede apreciar la imponente estufa hogar(A leña) con dos frentes.-
En la fotografía, de izquierda a derecha, se observa a:RUDY DUCAS , HECTOR «TIERNO» GARCIA, MUMI ALLENDE, LOLY MARTIN, RICARTDO MARTINEZ, JORGE DIAZZI, PICHON BOYE, STA- MORALES Y JULIO ALBARRACIN.-
Gracias Hector!!
El llamado boliche de Ruiz, según la foto de l930, en realidad era de don Asef Hadad, se llamaba «Tome y Traiga». Uno de sus hijos se llamaba Feliz Hadad. Creo que además era carnicería. Los datos son reales. Cualquier cosa preguntale a Negra Hadad.
Perdón ,quise decir FELIX Hadad{.
Gracias Perla!!
Hola Graciela, muy interesante, me podrías dar alguna precisión (fecha y medio) sobre las notas periodísticas citadas en el texto. Muchas gracias
Hola Alfredo: serian algunos textos academicos que si los googleas podes leerlos y: Allen en sus Albores es un texto de 1991 de Silenzi pero no esta editado, lo tenemos fotocopiado podemos prestarlo.
Diario Rio Negro de 1912 y1915, los tenemos digitalizado podemos pasartelos
Historias de Vida realizadas por Susana Tappert para el Rio Negro, 2008, simplemente las googleas o las buscas en esta pagina en Historias de Vida. Saludos!
Hola Graciela, muchas gracias por la respuesta. Me sería muy útil consultar los diario Río Negro digitalizados, me podrás facilitar esas copias por mail. De nuevo muchas gracias y disculpas por las molestias. Saludos.
Alfredo, no habría problemas! Envianos un correo a contacto@proyectoallen.com.ar y los enviamos. saludos!
Mi viejo «Coco Fernandez» tubo dos bares, en realidad uno, en la esquina del hospital, el otro fue la despensa ROMA sobre la ruta 22 frente al galpon de CUNTI, en los dos abundaron las anecdotas la mayoría risueñas, recuerdo que con mi hermano los ayudabamos a subir a la bicicleta y luego un fuerte empujón y tras un breve «zig-zag» se encaminaban , y sin caerse hasta la casa no paraban.
ALGUIEN SE ACUERDA DEL BOLICHE QUE SE LLAMABA ROCKERS ??