Romances juveniles
Cómo empezar a revivir esos recuerdos juveniles y poder hablar de nuestras inquietudes como adolescentes. Es difícil. Hoy a la distancia cuando uno ya ha vivido tantas cosas, aquello parece naif; pero eran nuestros comienzos en la vida. Esos días dejaron en mí, un sabor muy dulce, y recordarlos, me hacen muy bien.
Mis días se sucedían con amigas y amigos del “cole”; teníamos un grupo que nos gustaba jugar al básquet en las mañanitas de verano, antes que el sol quemara, y nos levantábamos apenas aclaraba, juntándonos una a una y yendo a despertar a las más dormilonas. Éramos varias, y sé que se reconocerán al leerse en esta historia, aún aquellas que ya no están, incluida mi hermana. Partíamos de la calle Juan B. Justo a media cuadra de la Plaza San Martín, cuando llegaba la primera, nuestra querida Dorita, e íbamos caminando por lo que hoy es San Martín, atravesada en todo su trayecto por un canalito de riego: dos callecitas angostas que nos llevaban al viejo Club Unión. A veces cruzábamos la Plaza San Martín, según a quién fuéramos a buscar. La costumbre era dar unos golpecitos en la ventana del dormitorio de nuestra amiga para que se levantase y así seguir camino: reunirnos era toda una estrategia!
Llegábamos al club y por poco sacábamos de la cama al canchero (así se le decía, y creo se llamaba Ramallo). Él nos daba la antigua pelota de basquet hecha en cuero pero muy liviana; se fijaba si tenía suficiente aire, y si no, allí se ponía a inflarla ¡que paciencia nos tenía!. Si la noche antes por casualidad había llovido, pedíamos el secador de piso y lo pasábamos nosotras mismas para secar la cancha que era de cemento rojo bien alisadito. Había también una cancha de tenis (que muy pocos usaban) pero se destacaba el padre de una amiga (Amalia) que tenía su blanco equipo de tenis; yo había visto en su casa varios trofeos ganados. Se llamaba Juan Priner y trabajaba en la Usina de Electricidad que daba luz a nuestro pueblo: porque sí, aún entonces Allen era pueblo. Así pasaban nuestras mañanitas de verano.
Tanto hicimos con nuestro básquet, que llamamos la atención y nos comenzaron a entrenar para jugar mejor y así poder formar un equipo femenino, dado que, de hombres ya había. La cosa pasó de ser una mera diversión a un compromiso con el club. Nos pusieron un entrenador (alias Ruedita) que nos enseñaba el verdadero juego, con todas sus reglas y ¡cómo nos hacía correr!practicando el dribleo de un lado a otro de la cancha! Después de estas prácticas recién jugábamos un partido, que era lo que más nos gustaba. Quien nos dio empuje fue el Sr. Arcaute, quien también había sido aficionado a dicho deporte; en ese momento actuaba en la comisión del Club y yo con mis despistes no sabía qué cargo ocupaba, tal vez era el Presidente, no lo sé. La Página Proyecto Allen publicó la foto del equipo ya formado, donde una vecina amiga y yo, éramos las menores, las otras ya eran unas señoritas.

Equipo Basquet 1951 Ruiz, N. Rodriguez, Luisita Rivero, D. Martin, M. Soriano, E. Vega, M. Garcia Prieto y Montenegro.
Tiempo después nuestro entrenador tenía otra persona que le ayudaba con nuestras prácticas, pero como era tan joven, ni por asomo se me ocurría pensar en que alguien pudiera fijarse en mí. Una mañana me estaba atando la zapatilla de básquet, fuera de la cancha, y alguien muy amable me dice: deja que te la ato yo.... me quedé mirándolo y dejándole hacer sin darme cuenta de lo que estaba pasando. Después siguieron sus amabilidades hacia mí y entonces comencé a ver las cosas con otros ojos. Yo me decía: pero soy muy chica y él es mucho mayor, un joven ya! Y así pasó algún tiempito donde las cosas empezaban a cambiar dentro de mí.... Yo solía ir siempre a la plaza con mi hermanita que recién empezaba a caminar y grande fue mi sorpresa cuando se me apareció allí y dijo que quería hablarme: ¡¿Se imaginan mi emoción?! Me di cuenta de lo que me estaba por pasar: ¡sí! me dijo que estaba interesado en mí, que yo le gustaba y si quería ser su novia. Yo no sabía que decirle, porque siempre estaba en mi la idea de que era muy chica para él, y si me lo estaría diciendo seriamente. Por supuesto que dije que sí, no iba a dejar pasar la ocasión porque en realidad me gustaba y despertaba sentimientos en mi ¡Que feliz fue ese día! irrepetible.... Era la primera declaración que recibí y jamás la olvidaré. Dentro de mi veo la imagen de ese momento y a eso le llamo tener un recuerdo dulce de mi florecer a la vida...
San Martín de lo alto de su monumento, fue el único testigo de esto y mi hermanita que jugaba en los escalones blancos del mismo. Luego seguíamos viéndonos en el club durante las prácticas, en el cine, en la calle, pero siempre ocultado a los demás nuestra relación, porque yo era muy chica y si se enteraba mi padre, todo se hubiera terminado. Todo fue muy platónico, principalmente por mí que era una tonta miedosa. Él quería su beso y yo también, pero era yo quien lo frenaba por temor a ser vista por alguien y que le contaran a mi padre. Hubo sólo uno y a oscuras durante un corte de luz en el club; recuerdo exactamente en qué sitio fue... al lado de la cancha de bochas que estaba a la izquierda de la salida del club, donde también habían de esos pinos (tuyas creo) que daban un poco de sombra. Pero todo fue tan rápido que ni recuerdo el sabor de mi primer beso: porque sí, fue él quien me dio MI PRIMER BESO; mientras viva nunca podré olvidarlo.
Hoy, me preguntaron algo que nunca me había planteado: si era buen mozo. Yo contesté que para mí sí, que me había atraído su caballerosidad, su forma amable de verme, de hablarme y halagarme diciéndome que lindos ojos tenía, que siempre me veía pasar y me decía que ropa llevaba puesta; eso me indicaba que me había observado y lo hacía todo más creíble. Yo le preguntaba la edad y nunca me la dijo, me respondía la suficiente para poder trabajar y en aquel entonces lo hacía en el Juzgado. Recuerdo que al mediodía volvía a su casa y pasaba frente a la mía solo por vernos (que infantil era yo, ¿cómo se interesó en mí?). Siempre iba donde yo iba: si al cine , si al club. Hubo un domingo que mis amigas decidieron ir a un baile que hacían en una chacra (por la tarde temprano), nos fuimos todas en bicicleta y cuando él se enteró del cambio de planes, allá fue también y nos encontramos. Volvimos todos en un camión que cargó nuestras bicicletas y a nosotros todos... No recuerdo el nombre de la chacra, pero sé que pasamos por una que tenía plantación de lúpulo.
Recuerdo una vez que nuestro equipo de básquet tuvo que ir a jugar a Roca al Club el Progreso. Nos llevó a varias el padre de Dorita en su camioneta. Ese día jugamos muy bien, ¡ganamos! y a mí me tocó hacer el golazo de la tarde que fue tema de celebración por parte de Ruedita que repetía: ¡que zapallázo te mandaste! Sí, mi gol había sido casi desde media cancha ¡y no miento! sino que baje del cielo nuestro querido Ruedita y me desmienta.
Aquel día regresamos juntos con las chicas en la camioneta -yo nunca había estado tan junto a él- pero es que allí no había testigos y era de noche. Que buen recuerdo, nunca hizo nada fuera de lugar, siempre fue correcto pero amoroso. Me lo susurró al oído que así era como quería tenerme abrazada a él bien cerquita. Creo que fue el momento más bonito tuve con él. No había oportunidades para más acercamientos de esa naturaleza (siempre el temor a que mi padre se enterara estaba latente) ¡yo era muy jovencita! no tenía edad para tener novio, pero ya era una señorita desde más de un año atrás, así que las hormonas comienzan a bullir, ellas no conocen de edad.
Muy pocas veces bailé con él, ya que mi padre no nos dejaba ir a bailar, pero hubo una vez, una reunión (asalto como se le decía entonces) en la casa de Nancy donde tuve la oportunidad de ir, y me di el gusto. Recuerdo uno de los temas que bailamos, era como un pre anuncio de que lo nuestro no iba a durar mucho -no por nosotros- sino por mi padre. El tema era Bésame mucho, cuyo estribillo dice: como si fuera esta noche la última vez..... Lo solía interpretar muy bien Oscar Aleman. Era muy singular, pero donde yo fuera, allí iba él. Una vez hubo una feria de platos en la escuela Nº 23 en un día feriado y por supuesto yo hice mi contribución llevando una pequeña torta, recuerdo que yo llevaba un vestido de cuadrillé verde y blanco muy lindo que me había hecho mamá. Allí vino él, no se como se enteró, tal vez yo misma le habría dicho, no lo recuerdo, pero eso me completó el día. Eran pequeñas cosas, pero yo era feliz, aunque nunca supe hasta donde llegó verdaderamente su interés por mí, porque no tuve oportunidad de preguntarle aún después que dejamos de tener nuestra relación. En fin, una relación como las de antes, más bien platónicas, aunque no fuera lo que yo deseaba, ni él tampoco.
Después de ese famoso partido en Roca fue que se me vino el mundo abajo. Mi hermana mayor, que había ido también con unas amigas y amigos en micro, perdió el último que volvía a Allen y pasó la noche en Roca, yendo a la casa de una amiga que habíamos tenido en Allen y se había mudado allá. ¡Claro! para mi padre esto era el acabose, inadmisible y más cuando se enteró que en el grupo había un joven, ya mayor, con el cual mi hermana estaba dijéramos... flirteando ¿término antiguo no? Así que allí se desenrolló la madeja y se enteró de lo mío también... ¡para que! amenazas de no dejarnos salir ni a la vereda si no dejábamos de salir con estos jóvenes, y que se yo cuántas cosas más; a mi me metieron tanto miedo que acaté la orden, porque no sabía mentir -aunque pensándolo bien, ocultar la verdad también era una forma de mentir-. La cuestión es que le tuve que decir que no podíamos seguir, y recuerdo que me envió una carta al colegio con alguien, y yo, de tonta miedosa y todo lo que se les ocurra decirme, ni la leí. Se la dí a una compañera por miedo que en casa pudiera verla mi padre. Que lamentable fue mi acción, me quedé sin saber qué me decía y hoy podría tenerla de recuerdo (debí haberla guardado). Igual yo lo veía desde lejos y me seguía gustando, no se que pasaría por parte de él.
Después vino algo más feo a mi vida, papá decidió pedir traslado a Buenos Aires y yo perdí no sólo mi primer novio, sino todo lo que amaba, mis orígenes... me desarraigaron en la edad más comprometida, tuve que dejar atrás amigas, afectos, escuela, todo aquello que era mi vida. Nunca pude recuperarme de eso; es el día de hoy que mi añoranza por Allen es muy grande. Durante años soñaba con mi pueblo y en mis sueños he buscado cruzarme con él, pero nunca lo logré, no se porque. También regresé a Allen en más de una ocasión y tampoco pude verlo, hasta que al fin en el 2004 pude verlo desde lejos después de 41 años. ¿Terrible no? toda una vida. En 2012 la cosa cambió gracias a una buena amiga que nos reunió en un té después de 49 años. Fue allí, donde puedo decir que logré poner punto y final a mi historia de amor juvenil.
Por Mavis Soriano
Me gustan las historias de amor.Esos recuerdos que quedan gravados en la memoria y asocian lugares, cosas, aromas,amigos y sentimientos.Cada historia tiene un sabor especial.Que bueno atreverse, a mostrar, cuando en un momento ,uno fue feliz.Gracias Mavis!!
Hermosa historia de amor Mavis! Digna de una película!, me encantó. Y como las buenas pelis, termina bien como tiene que ser!!! Te mando un gran beso y gracias por compartir tan bello relato. Tu amigo. Pepe Zapata Olea
Gracias a los que me dieron un ratito de su tiempo para leer mi pequeña historia juvenil. Agradezco los comentarios y a Proyecto Allen por la hermosa presentación que le dió al mismo….. no tengo palabras….con todo mi aprecio Mavis Florencia S.
Gracias Mabel!! Gracias Pepe!! y por supuesto Mavis!! esperamos más historias, Animense!! este es su espacio. Gracias!!!