Ver para creer?
Dice un testigo que el día en que fue a ver a Fattorel, luego del incidente, aún tenía marcas extrañas en sus manos. Eran marcas de algo como “ventosas” que habían estado en los antebrazos y manos, dejando sus marcas por la succión.
Varias paginas web refieren el suceso y otras muchas lo tienen como un caso testigo de la existencia de OVNIS y seres de otros planetas que nos visitan dejando sus marcas para no olvidar que solos no estamos…
Si alguien más anda por ahí, posiblemente la afirmación de su existencia y sus constantes/supuestos viajes de vista, podrían colaborar para que los seres humanos decidamos portarnos un poquito mejor con nuestro planeta.
Sin embargo, tal como están las cosas, a los seres humanos parece no asustarlos nada… lamentablemente.
Juan Fattorel productor local tendría unos 41 años cuando una noche de 1983 creyó ser teletransportado por un objeto volador no identificado (OVNI). Era 19 de febrero, cerca de las 21,30, Juan iba por la avenida Roca y luego de unos 300 mts. tomó por un camino secundario que utilizaba normalmente cuando regresaba a su hogar. Pero, antes de doblar, se encontró con que el camino se hallaba bloqueado por un camión con acoplado que se encontraba maniobrando.
Fattorel decidió proseguir su marcha por la avenida y continuó su recorrido hasta que, a unos 800 metros de la intersección de la ex Ruta 22 con la avenida Roca, el Renault 12 comenzó a frenarse lentamente y se apagó la luz del tablero. No se había detenido totalmente aun su vehículo cuando Fattorel escuchó una especie de zumbido (al que describió como "similar al que produce un juguete a pilas") y vio un objeto suspendido a no más de 10 metros de distancia. Según contó Fattorel, el objeto tenía unos dos metros de altura por 1,5 metros de ancho. "Era como un Fiat 600 pero sin la parte de adelante, sin el motor" y se encontraba suspendido a no más de medio metro del altura sobre el asfalto, balanceándose suavemente con cortos movimientos de ascenso y descenso. El objeto no emitía luz alguna pero presentaba un brillo metálico "como de aluminio". Fattorel escuchó una voz grave, agresiva e imperativa que le decía “BAJESE.” Fattorel llevó su mano derecha hacía la llave de contacto. En ese momento sintió dolor "como de fuego" en la zona del cuello, y perdió el conocimiento de inmediato. Despertó boca abajo. Quiso ubicarse, pero estaba completamente ciego. Intentó incorporarse, sintiéndose como “si saliera de una anestesia" con un fuerte dolor en la parte posterior del cuello, un ardor insoportable en sus ojos y un fuerte zumbido en sus oídos. Él ignora cuánto tiempo permaneció en esa situación.
Fattorel vio una luz y se dirigió hacia ella, era un omnibus de la línea Alto Valle. El conductor frenó para impedir un accidente: "Aquel hombre parecía estar en estado de ebriedad, se balanceaba y tenía la mirada vidriosa y como perdida” comentó. El colectivero ayudó a Fattorel, que balbuceaba frases inconexas acerca de "un objeto raro" y manifestaba tener mucha sed. Lo llevó a un destacamento de Gendarmería Nacional donde bebió “más de un litro de agua” y fue trasladado a la unidad policial de Arroyito. Allí se pusieron en contacto con sus familiares, quienes lo internaron en el Policlínico Ados (Neuquén). Una semana más tarde todavía sufría dolores en las piernas y tenía cierto grado de fotofobia. Fattorel presentaba, además, ciertas marcas: dos en cada mano (ambas perfectamente circulares y equidistantes), dos a cada lado del cuello y en las yemas de los dedos tenía varias ampollas en fase de cicatrización.
¿Creer o...?. Bueno, depende de cada uno. Fattorel aún vive y quien este interesado puede acercarse, parece que aún son varios los que creen en la historia ya que el tema sigue generando adeptos. Esta es solo una cronica de algo acontecido en la ciudad, en los años 80', que no deja de ser recordado cuando alguien pregunta ¿conocés alguna historia o leyenda de Allen?.