Graciana Belich: «Yo amaba al hospital».
Graciana Eugenia Belich nació un 4 de marzo de 1932 General Roca pero llegó con apenas un mes a Allen. Fue entrevistada en la casa de Graciela Bazaúl (hija de Francisca “Pancha” Quiñones de Bazaúl) cuando estaba por cumplir 80, en el año 2011.
Proyecto Allen: Lo que interesa mucho del tema del hospital es que es como la gema, la perlita de la historia de Allen.
Graciana: Antes con muchas menos cosas, con muchos menos medios, se trabajaba y el hospital era importante, porque cuando yo empecé a trabajar en el hospital, Roca no tenia hospital, tenia una sala de primeros auxilios, entonces de allá derivaban a todos para acá, también de Cipolletti (…) Teníamos una buena cantidad de camas, creo que en la sala de hombres teníamos 36, 4 o 6 de operados, ya serian como 40.
Graciana ¿en que año comenzaste a trabajar en el hospital?
Yo entré en el año 51’ (1951). Antes de entrar al hospital, cuando era jovencita, trabajé en los galpones, tenía unos 15 años. En el invierno trabajaba en el secadero, porque el mismo galpón tenia secadero de frutas. Yo siempre tuve suerte en el trabajo, nunca me saqué la lotería pero trabajo siempre había. Siempre me quisieron en el trabajo. Un día me dice mi mama ‘¿Por qué no vas y le hablas al doctor Pomina, ya que te conoce, por ahí te da trabajo en el hospital?´’, porque en el invierno tenia que ir en bicicleta a trabajar en el galpón, que estaba frente a lo de Ferroni, y era lejos. Entonces fui, le dije y me dice ‘¿Así que vos querés trabajar? ¿En que querés que te ponga?’. Yo le digo: ‘A mi basta que usted me de trabajo, donde me ponga ahí voy’. Tenia 17 años y me dice ‘Cuando cumplas los 18 venite’. Yo creo que cumplí 18 y a la mañana ya estaba allá, porque yo cumplo en marzo y en mayo ya estaba trabajando. Me dio el trabajo y justo se había ido una enfermera que renuncio, la de Medina, porque antes te daban trabajo si se iba uno, ahora se va y se va ¿Yo no sé qué harán con ese presupuesto que tienen?. Yo un día le pregunte a mi hermano ¿Qué harán con el presupuesto de ese sueldo? ¿Lo pasaran a la jubilación? No sé cómo hacen ahora… antes se iba una y sobre ese puesto tenias que esperar, porque había que cubrirlo, con el mismo presupuesto, por eso le rendía mas la plata y entonces ellos mantenían siempre la misma cantidad de personas trabajando. Pero ahora se va uno y el sueldo no sé si pasa a la jubilación, no sé cómo harán, la verdad que no sé.
Y tus papás…
Mis papas eran inmigrantes italianos. Vivían en Roca cuando yo nací. Mi papá era jornalero, trabajaba en las chacras, mi mama en la casa. Vinieron de Croacia, pero mi papa tiene nacimiento italiano por que cuando el nació, la parte de Croacia pertenecía a Italia en esa época, en el año 1911. Mi papa nació en 1908 y mi mama en el 1911, después cuando llego Tito (N. del A. Josip Broz o Tito) los unió a todos e hizo la Yugoslavia, entonces el dijo, en el año 48 mas o menos, que los que querían ser italianos que se vallan a Italia los que querían ser yugoslavos que se quedaran ahí. Muchos se quedaron, porque mis tíos eran italianos se quedaron.
¿Cuántos hermanos tenía tu padre?
Mi papa tenia 6 hermanos.
¿Tu mamá también era de ahí?
También, eran vecinos allá pero se casaron acá, en Roca.
¿Y vinieron juntos o vinieron por separado?
Cada uno por separado ¿Qué los habrá hecho venirse para acá? Bueno, primero dicen ellos que era la guerra, en la Primera Guerra ellos estaban allá, poco después sentían rumores que iba a haber otra guerra, que se yo, entonces los padres sacaban a los hijos para acá. Y bueno, ellos se vinieron. Mi mama vino sola, sola, ella no tenía familia acá. ¿Cuántos años tendría? Dieciocho, ella lo único que tenía en Buenos Aires era una tía. Y fue a Buenos Aires.Claro, fue a la casa de una tía. Mi papá vino solo, pero previamente los 4 hermanos de él vinieron para acá, se instalaron en Centenario uno, otro en Villa Regina y mi papa acá, en Allen.
Es decir ¿ya se conocían de allá?!
Si se conocían pero no eran novios ni nada. Y sabes que antes los inmigrantes lo que hacían era juntarse, como nosotros si fuéramos a otro país, buscas un argentino y cuando lo encontrás parece que encontraras la gloria y ellos también, por eso había tantas comunidades acá, italiana, españolas, rusas, turcas, porque ellos trataban de unirse para poder entenderse.
Claro, porque venían con otro idioma…
Venían con otro idioma, con otras cosas, no es fácil ir a otro lado y hablar cuando no sabes, me cuesta a mi hablar cuando he ido a Croacia a ver a mis parientes y dentro de lo que yo sabia hablar, mas o menos nos entendíamos, pero yo quise saber si yo no sabía ni una palabra como me habría ido con ellos? A ellos les pasaba lo mismo cuando venían para acá, por eso el sacrificio y todos los sinsabores que han pasado, me contaba mi mama, sobre todo con el idioma, no tanto de la vida o para trabajar, por ejemplo, porque eran agricultores ellos, no tenían tantos problemas, el asunto era para comunicarse.
¿Cómo se llamaba tu mami?
Mi mamá se llamaba María pero no tenia apellido italiano, era tipo francés, según ella decía que era por sus bisabuelos, alguno que estaba por ahí.
Ella también tendría varios hermanos…
Y menos de seís no tenia nadie, de seís para arriba casi todos. Mis tías tenían seis y otra tía tenía 5, mi mama tenia 4, la que estaba en Villa Regina tenía seis, todos tenían muchos hijos. Yo sé de gente inmigrante española que ha venido acá que ha tenido diez hijos. Todos tenían muchos hijos
Entonces ellos vienen se instalan acá, como decías, tu mama ama de casa y tu padre trabajando en las chacras.
Si, él trabajaba en lo que era Cunti.
Y vos ¿Cómo decidiste entrar en el hospital?
Por necesidad de trabajo, porque necesitabas trabajar. Tenía 18 años y entré como mucama pero hacía de todo y si no preguntale a la Pancha (N. del A. Francisca Quiñones de Bazaúl) que hacíamos todo. De todo, darle de comer a los enfermos, lavar los platos, llevar los muertos a la morgue, todo eso, medir los muertos, había que ducharlos…
¿Y qué médicos estaban en ese momento?
Cuando yo estaba el doctor Bolthauser, el doctor Pomina, el doctor Visconti, doctor Fernández, que yo me acuerde, no habían muchos.
¿Cómo se hacían las guardias?
Eran guardias pasivas, yo hacía tareas pasivas. Guardia pasiva es que el doctor estaba en la casa y si yo lo necesitaba lo llamaba. Y guardia activa es cuando el médico esta como ahora, que duermen en la habitación, están ahí las doce horas.
¿Y cómo hacían? ¿Lo llamabas por teléfono?
Teníamos teléfono con disco, pero teníamos que pedir la comunicación a la Central, a Noemí, que era una de las operadoras. Todavía está viva ella.
¿Y venían rápido los médicos?
Si venían rápido, eran guardias muy tranquilas, pero únicamente un sábado o un domingo.
¿Qué tipo de cosas o enfermedades empezaste a ver que te llamaron la atención?No me llamó casi nada la atención. Entré y tenía ganas de aprender y entonces no le tenía miedo a los tuberculosos, si había guantes me ponía sino no, después me lavaba las manos.
¿Y con los que morían como hacían?
Lo envolvíamos en una sabana, lo llevábamos a la morgue en una camilla que era especial para llevar los muertos. Era de hierro con alambre y dos patitas, teníamos que ir entre dos. Lo vestíamos, lo fichábamos (ahora no se ficha) y lo llevábamos a la morgue envuelto en una sabana y lo dejábamos ahí. Ahí estaba un empleado que se llamaba Oyola, empleado multiuso que todos los días limpiaba. Venía la familia, salvo que no tuviera familiar y se conseguía a alguien de la municipalidad, con un ataúd donado y lo llevaban en eso.
Y sobre los prostíbulos, ¿los médicos tenían que ir hacer controles?
Había un prostíbulo al otro lado del canal y traían a las chicas. Les hacían hacer análisis de sangre, control de venereas. En esa época no había penicilina, recién vino en el año ’57 o ’58 y la tratábamos, no como ahora que te ponen cuatro o cinco millones de una sola vez por endovenosa. Nosotros hacíamos cien mil cada cuatro horas o sea que un gramo de penicilina lo diluíamos en diez centímetros de agua.
¿Y por qué con tanto cuidado?
Porque era nueva y como todo lo nuevo, no se sabe. Fue un gran adelanto para las enfermedades, para la pulmonía, la neumonía.
¿Viste muchos abortos?
No, abortos mal hechos no, mucho más que nada abortos espontáneos, de mujeres que a lo mejor trabajaban en el campo, en la casa y tenían abortos, pero abortos espontáneos, pero no muchos tampoco.
Graciela Bazaúl: Me contaba mi mamá que cuando traían a las prostitutas y había que hacer análisis porque no les encontraban donde tenía los chancros… (que una vez pasó que los tenia en la boca), me contaba que tenían que cuidarlas por que los otros enfermos las querían… así que las cuidaban con policías.
Graciana: Si, pero eran buenísimas esas mujeres, vos sabes cómo nos aconsejaban a nosotras, decían “chicas no hagan esta vida que hago yo, mira como termine”.
¿Le contaban como era su vida o como llegaron a eso?
No, porque nosotras no nos poníamos a conversar de la vida privada y ellas no te contaban nada. Habían mujeres grandes también… una vez trajeron como 4 chicas jóvenes, lindas chicas… y las traían ahí, para control, ya estarían enfermas…
¿Te acordás como le decían al prostíbulo?
El prostíbulo de la Pety, porque era la que regenteaba, yo la conozco como la Pety nada mas. Ella tenía una hija pero no se dedico a eso.
¿Las chicas que había ahí eran de acá?
No creo, vendrían de otros lados, la verdad que eso no te lo puedo decir.
La zona siempre recibió gente de otros lados, la mayoría chilenos que venían a trabajar la fruta durante la temporada…
Venían mucho de Santa Fe, de Entre Ríos, de todas esas partes. Del norte no tanto como ahora que vienen muchos tucumanos, algunos antes también venían, pero más que nada eran santafecinos, por que los Bizzoto eran santafecinos y ellos traían mucha gente de allá.
¿Y antes como curaban las infecciones?
Las blenorragias se curaban con pastillas sumbestiazol, con baños de permanganato y cuando había sífilis en sangre con bismutato de quinina. Y mejoraban.
¿No tenías miedo a contagiarte alguna enfermedad?
No! yo siempre fui muy corajuda, de joven, nunca tuve miedo para hacer las cosas. Para actuar no tenés que tener miedo. El otro día se descompuso la mama de la Miriam Moyano, primero me llamó, yo no tomo presión ni hago nada de eso, pero como es mi vecina fui. Tenía como 18 y algo, le digo que se tome otra media pastillita de la que toma y que se quede acostadita. Pero ella no se quedo acostada, se levantó a almorzar y se desmayó y me volvieron a llamar, yo llegué corriendo y estaba Miriam tan nerviosa porque estaba tirada en el suelo y le quería dar agua. Le digo no, no le den agua porque al enfermo que esta acostado, que esta desmayado, nunca hay que darle agua, ni levantarle la cabeza, porque le cerras la glotis, le cortas la respiración. Le digo, déjala tranquila, déjala en el suelo, aflójale la ropa y llega Polzinetti, y le dice ‘hacele caso a la Graciana que esta sabe’. Entonces al otro día nos encontramos en una reunión con la Miriam y me dice ‘Ay Graciana!, yo no sabía qué hacer, que tranquilidad tenés, con que precisión hacías las cosas’. Tenés que hacer así, no asustarte, tenés que hacer las cosas rápido pero sin asustarte por que si te asustas… nunca le des liquido cuando este desmayada, pero hay que actuar rápido y tranquilo. Cuando venían apuñalados, con las tripas afuera, nosotros con una tranquilidad los atendíamos!. Lo lavábamos y cuando venia el doctor, ya lo teníamos listo y con suero, todo desinfectado. Buscábamos albahaca, por que viste que los bichos se mueren con albahaca, hacíamos una tortillita de albahaca y la ponés donde está la miásis, así se llama a eso, ¿viste los gusanitos de la mosca?. Del campo venia mucha gente con gusanos, ¿sabes por qué? Porque la gente está durmiendo en el campo y se le meten. La manera casera para curarlo es picar la albahaca, haces como una tortillita y se la pones ahí arriba y se la dejas, el bicho se muere, salen para afuera y se muere. Otra, cuando ya es medicamentosa, con éter o con cloroformo, eso era antes pero ahora es más moderno, ahora está la cura bichera... Pero te digo, hay muchas cosas que es mucho mejor ahora, la gente vive más años también. Yo tengo mis tíos que cuando vinieron de Europa uno murió a los 47 años, el otro murió me parece a los 50 con una pulmonía, antes se moría mucha gente y los chicos, bueno, “a rolete”… También venían muchos chilenos, venían del campo por la hidatidosis, son como unas bolsas llena de los bichos de la hidatedosis, a veces venían con una panza grande que parecía de embarazada. Los perros son los portadores, defeca el pasto y la vaca se come el pasto. Vos matas una vaca y la víscera está adentro. Ahora de dónde lo saca el perro, nunca lo pude averiguar. Mujeres, hombres, chicos. A mi me operaron de hidatidosis a los treinta años, era un quiste chiquito, en el estomago. Me lo descubrieron de casualidad.
¿Y los médicos que tal? ¿Te gustaba trabajar con ellos?
Si me encantaba, nos enseñaban mucho. La única que era con título era doña Teresa Pagani y un enfermero, Villar, que cuando inauguraron el hospital de Roca se lo llevaron. Yo me acuerdo que en mi casa vivía la señora de Rodríguez (vivió 11 años conmigo) y se cayó. La primera vez se fracturo y la trasladaron a Roca, después, por segunda vez se cayó en el hospital, en los baños esos que estaban donde está pediatría. Ahí había un baño que tenía como una escalera, viste, un escaloncito y tropezó con el escalón, se fracturo otra vez la cadera. Estaba con mucho dolor, le hicieron radiografías y le decían, “no, no tiene nada doña Lita, quédese acostada, tiene que caminar por que tiene una prótesis” pero se descompuso tanto que un día yo llamé al hijo y le digo, ‘mira tu mamá está bastante mal, ¿qué hacemos?’. Yo la lleve al hospital y estaba de guardia Mariani, entonces miro la placa y dice ‘Pero esta mujer tiene una fractura’, ‘¿Cómo una fractura? ¿Si de los otros médicos ninguno le encontró nada?’. Resulta que no se la habían visto!! y el doctor Mariani en un periquete miró la placa y dijo tiene una fractura pero como no era para operar, era como una fisura, la abuela tuvo que estar como 10 días después internada. Yo lo aprecio mucho al médico este.
¿Y qué otros enfermeros habían?
Gatica, él trabajaba en Mencué pero cuando se soltó la maroma de una balsa que cayeron todos al río y se ahogaron un montón, él también se ahogó. Venía a buscar medicamentos todos los meses para llevar allá y ese muchacho se ahogó, por ayudar a otras personas. Estaba Villar, el marido de la de Pagani que era enfermero recibido, doña Rosa Corasa, la de Doyle. No habían muchas enfermeras pero hacíamos de todo.
¿Cuántas horas trabajabas?
Ocho horas. No nos quejábamos del trabajo, de lo que corresponde o no corresponde. Ahí todos se arremangaban y seguían trabajando.
¿Cómo era el clima de trabajo con tus compañeros?
Muy bien, éramos muy compañeros y con los médicos también, como si fuéramos parientes. De todos se aprendía algo. El curso de enfermería lo hice mucho después, ya tenía treinta años de trabajo en el hospital y cuando dieron el curso de enfermería en Roca lo hice. Las enfermeras profesionales llegaron mucho después, en los 90’ o unos 4 o 5 años antes.
¿Qué tipo de problemas había? ¿Atendían a todos los pacientes?
A todos, el médico llegaba a las ocho y hasta las doce no se iba. No firmaba y se iba, como hacen ahora. El doctor Kantor solía atender entre sesenta y setenta chicos a la mañana y hasta que no terminaba el último chico no se iba, a veces era a la una de la tarde y seguía ahí. Ahora te ponen un tope de diez chicos y se llegas un poco tarde no te atienden. Yo tuve ese problema cuando fui al oculista para sacar el carnet de conductor y me dijeron “No Graciana, son diez, no puedo anotar más” ¡Compañeras mías! Yo les dije que me anoten igual y que si el médico no me quería atender que me lo diga él. Me anotó y el médico me atedió igual, no me dijo nada, me llamo como cualquier otra.
¿Cuándo crees que se empezó a perderse ese compañerismo?
Y yo creo que en el ’60. Entraron muchas empleadas nuevas con título. Habían otras tantas, las que quisimos ir a Roca, que fuimos un montón y habían otras que no, y empezó una rivalidad porque “yo tengo título y vos no”. Teníamos más práctica y las nuevas tenían título y no tenían prácticas, venían con mucho orgullo, no te dejaban que les enseñaras nada. Habían chicas que eran jefas de servicio sin título y estas señoritas decían no podemos ser mandadas por alguien sin título. No era como ahora que se anotan las horas extras, si yo contara todas las horas extras que hice tendría un año de licencia. A mí muchas veces me llamaban de noche y yo iba, estaba hasta las tres o cuatro de la mañana pero al otro día me levantaba a las seis e iba al trabajo. Ahora no lo hacen las chicas, no es que esté mal pero es otra cosa.
En esos tiempos empezaron los choques entre el personal porque venían ellas y nosotras estábamos acostumbradas a trabajar de otra manera, yo he tenido mis grandes peleas con los nuevos bioquímicos, yo trabajaba en laboratorio y estaba acostumbrada a trabajar con Suero o Gordillo, en comunidad, éramos todos iguales. El doctor Suero cuando nos tenía que calificar nos daba para que lo llenemos nosotras y nos decía “menos diez pongan lo que quieran, porque nadie es perfecto”. Esas cosas se perdieron, esa amistad entre compañeros.
Yo trabajé muchos años en sala de rayos, en cirugía como instrumentadora, con los tuberculosos. Antes no estaba el padrón de fisiología, los tuberculosos los teníamos acá y no nos contagiábamos de nada.
Yo amaba al hospital… odio cuando la gente se queja aunque sé bien que tiene sus falencias pero yo gracias la hospital viví bien, porque no tenía trabajo, tenía hasta el sexto grado y como no había secundario... Mi hermana para ser maestra tuvo que ir a estudiar a Roca, tenía que viajar, hacía hasta el tercer año y después el resto en Neuquén. Yo toda mi vida trabajé, de chiquita. A los catorce años salí de la escuela y empecé a trabajar. La única que tuvo la suerte de estudiar fue mi hermana, nosotros ya éramos los dos grandes, era diferente. Mi hermana lo hizo en Roca y había un colectivo a la mañana y otro a la tarde. Si perdías el colectivo allá tenías que arreglártela para venirte de allá. Me decía mi hermana que el padre Lorrieta daba clases en el secundario entonces a veces cuando iba en el auto, la traía a ella y a otras chicas. Había otro secundario que era el de las monjas, que se internaban ahí y se quedaban toda la semana pero había que tener plata. Muchas chicas de acá de Allen y del valle estaban internadas ahí sobre todo las que vivían lejos. Mi hermana tuvo la suerte de poder ir y venir en colectivo.
¿Y cómo se hacía la limpieza?
Con lavandina y jabón. Nosotros siempre nos llevábamos la pica, no de pelea sino a ver cual estaba mejor que las otras. Abríamos la puerta para ver si el piso nuestro era más brilloso que el de ellos. Era una competencia por ver quien tenia mas limpio todo, era una competencia sana, después nos juntábamos a tomar unos mates. Tomábamos café, mate pero nunca delante de los enfermos. Yo veo ahora en la Municipalidad que pasan con el termo y el mate o está en una computadora con el mate, eso es horrible!, Yo estoy de acuerdo de que el empleado tiene que tomar algo pero queda mal delante de la gente. Se perdieron muchas cosas, en todas las áreas públicas, no solo en el hospital.
Graciana, vos hablabas de las enfermedades que habían…
Había mucha tuberculosis… Después cuando hicieron el otro pabellón y empezaron a entrar más medicamentos paró. En esa época había medicamentos para tirar para arriba. Hasta julio del año ’80, cuando yo ya tenía treinta años de trabajo, traían muchos medicamentos, ropa para bebé, sábanas… Cuando yo entré a trabajar, para el desayuno teníamos tazas de losa con platitos y se comía en platos de losa, después se empezaron a romper, cuando se empezaron a romper empezaron a mandar esos de chapa, de aluminio. Antes al enfermo se le daba el camisón, la toalla, el enfermo cuando se iba la tenía que entregar. Después se hacían inventarios, cada uno tenía que registrar lo que se daba en su turno. Las bolsas de agua caliente… porque en esa época hacia mucho frío.
¿Con qué calefaccionaban el hospital?
Había una caldera a leña. La comida la traíamos a pulso, cuando yo entré teníamos una olla grande de aluminio, la traíamos llena de sopa y después íbamos a buscar el puchero, venían unos pucheros!. Mansur era el que proveía la carne, Lopez Lavallen era de Roca, traía leche, porque después de comer les teníamos que dar una taza de leche a todos los que querían leche. No sabes lo que era el hospital…
¿Quiénes eran los cocineros?
Fuentes, don Domingo, Bastías. Después empezaron a venir más.
¿Y las monjitas qué hacían?
Las monjitas no dieron mucho resultado. Las trajeron porque pensaban que las cosas iban a ser mejor pero a mi me parece que no. Yo ya no trabajaba en la sala, estaba en laboratorio y ellas colaboraban. La Juanita (N. del A. Juana Bazaúl) se había ido porque pusieron una panadería, dos o tres años. Cuando ella se fue, me pusieron en el laboratorio y farmacia. Cuando ella volvió yo quedé en el laboratorio y ella en farmacia. No nos peleábamos por las cosas. Cuando vino Juanita me preguntó donde prefería quedarme, le dije que se quede en la farmacia y yo me venía acá. No había esa rivalidad de querer ser más que la otra y nos llevábamos bien. Me he peleado más con los profesionales nuevos que con mis compañeros… Nosotros veníamos a las seis de la mañana porque hacíamos todo, cuando entrábamos nos daban un guardapolvo color marrón para hacer la limpieza, después nos poníamos otro, todo blanco. Si no estaba en condiciones te llamaban la atención. Te llamaba el director Pomina y te llamaba la atención. El doctor Pomina era muy buen médico y muy buen director. Otro director muy bueno y que yo respeto mucho porque lo quise mucho fue el doctor Lopez Lima, él no se casaba con nadie. Venía de Roca con una estanciera y ¿sabés lo que hacía? Entraba a la cocina y probaba la comida, otra cosa que hacía era se venía en la camioneta y la dejaba en el galpón de la Palomita y de ahí se venía caminando, se recorría todo el hospital caminando. A mi me encontró una vez haciendo limpieza, debajo de unas mesadas, había que tirarse en cuatro patas para limpiar. Yo estaba meta limpiar cantando y fregando y uno, instintivamente siente que alguien te mira de atrás, miro y le digo “Perdón doctor” y el me responde “Siga, siga Graciana”. Él a mi me apreciaba mucho. Cuando uno estaba solo le podías tratar de “che” pero delante de la gente nos tratábamos de usted. Cosa a que nosotros nos habíamos acostumbrado. A Peluchi (N. del A. Dr. Zahn), por ejemplo, yo lo conocía de chico pero igual nos tratábamos de usted. Eso hacía que los pacientes vean el respeto que nos teníamos entre médico y enfermera, con el paciente. A mi me resulta mal cuando se tratan de “che” adelante los paciente. Ya no hay una distancia entre uno y otro. No sé por qué será, algunos dicen que es porque todo tiempo pasado fue mejor, pero a mí me gustaba más. Igual hay cosas mejor, ahora las chicas trabajan mejor con el suero. Antes cargábamos los muertos, ahora los llevan lo de mantenimiento, no sé quien los viste. Antes no había serena para cada sector como ahora. Había una sola serena que atendía en pediatría, en la sala de cirugía, en todo el pabellón teníamos una sola enfermera toda la noche.
Cuando no había mucho trabajo ¿qué hacían?
Siempre había algo que hacer, había que doblar las gasas, cuando yo estaba de serena y no me quería quedar dormida porque teníamos treinta enfermos para atender, treinta en la de hombres y como cuarenta en la de mujeres, por ejemplo, y cuando no te llamaba uno, te llamaba el otro, entonces me llevaba un tejido. Una vez aparece la Teresa Pagani y me dijo que me iba a suspender. Al otro día fue a quejarse al doctor Pomina para hacerme un apercibimiento y el doctor Pomina le contestó “yo prefiero una serena tejiendo y no una serena durmiendo” y no me hicieron nada.
Siempre tenías trabajo, tenía que poner las penicilinas cada cuatro horas en la sala de hombres y en la de mujeres así que tenías que apurarte para coincidir en el horario, los medicamentos tenían que darse siempre en el mismo horario, había que cambiar los sueros porque si se te pasaba tenías que canalizar las venas.
¿Pagani era mayor que vos?
Si era mucho mayor que yo, yo creo que ahora tendría cien años. Ellos estudiaron en la Cruz Roja y vinieron en el año ‘32 a trabajar, empezaron acá.
Cuando eras chica y venias al hospital ¿qué médicos te atendían?
Estaba Visconti, Fernández, no habían muchos.
Graciela Bazaúl: Mi mamá me contaba que este hospital era tan importante que Nación mandaba los aparatos más modernos que habían y después esas cosas las habían guardado donde estaba el laboratorio. Después, cuando hicieron el Hospital en Roca se la llevaban para allá.
Graciana: Cuando inauguraron el hospital de Roca las mejores cosas de Otorrinología, Pediatría, Odontología, Cirugía, un montón, se las llevaron a Roca. Menos mal que las chicas de Cirugía se avivaron esa noche y escondieron un montón de cajas que si no!!. Ese hospital estaba bien equipado pero desvistieron a un santo para vestir otro!!. Nosotros defendíamos el hospital a muerte. Yo estaba estudiando italiano en Roca y una chica que trabajaba en el hospital me cuenta que festejaban los cincuenta años del hospital y yo no me pude callar porque a mi me quedo eso toda la vida como una herida. Como que nos han robado. Yo nací en Roca pero me crie en Allen, tenía un mes cuando me trajeron. Entonces le dije ‘¿Querés que te cuente una cosa? Cuando yo trabajaba en el hospital en el año ’59 cuando inauguraron el de Roca… y le conté toda la historia,. Ella era nueva así que no sabía. Y nos quedamos sin esas cosas… cuando uno tenía que operarse de la garganta había que mandarlo a Roca…
Graciela Bazaúl: Eso da más complejidad al hospital, le mandan más personal y más presupuesto, así el hospital de Roca pasó a ser un hospital más importante.
Graciana, muchos te recuerdan por ir poner inyecciones a enfermos en casas particulares...
Si, agarraba la bicicleta y salía. La gente que venía sabía que ponía las inyecciones, así que le decía en tal horario e iba a hacer curaciones, suero, etc. Me levantaba a las cinco de la mañana y me iba hasta la fábrica (N. del A. Fabrica Bagliani) a poner inyecciones, esto era todo de piedra, frente a la fábrica tenía unos clientes en el barrio Patricio. Y cuando iba en bicicleta me cruzaba con los policías que iban en bicicleta a hacer las rondas y me preguntaban: ‘¿a dónde va Graciana?’ y les respondía ‘voy a hacer una inyección atrás de la fábrica. ‘Bueno la vamos a acompañar’, me decían y me acompañaban. Ahora no podés confiar ni en la policía.
Graciana ¿con qué te entretenías?
Cocía, tejía. No me gustaba pero había que hacerlo. Cuando salí de la escuela me mandaron a “corte y confección” y después tenías que hacer las cosas de la casa.
¿Salías a bailar?
Después de grande fui al baile, tenía veintitrés años. Había bailes en la Sociedad Italiana o en el Club Unión. Donde estaba la cancha. Y donde está el Ko Ko (N. del A. Empresa de Transportes Ko Ko) eran las oficinas del club. Dónde vivía yo, era todo quinta, estaba la casa de Pagani y la casa de la esquina, que era del doctor Diaz, luego la casa de Riosa y después no había más nada. Después de eso vinieron todos, hicieron un plan con el banco hipotecario pero habían unos tamariscales grandísimos.
¡Los tamariscos! Han desaparecido ¿no?
El tamarisco es un arbusto que no necesita agua, en el hospital teníamos todo tamariscos que lo rodeaban y en la escuela Nº 23 también, todavía hay uno que se resiste. Nos metíamos ahí adentro y jugábamos a las casitas. Los varones más allá jugaban a la pelota.
¿Recordás la escuela, los maestros que tuviste?
Yo tuve al maestro Loyola, la señorita Algañarás, Elena Velazco que fue mi primer maestra, la de Biaci, la Barilá… Nosotros veníamos de la chacra. Vivíamos en lo de Cunti, que en ese tiempo era de Zorrilla, lo llamaban la estancia San Marcos. Mi papá empezó a trabajar ahí, estuvo trabajando unos cuantos años hasta que yo tuve cinco años. Era todo bodegas. Cuando yo tenía cinco años mi papá hizo una casa que después la tiraron toda y la compró Papandrea, entonces mi papa, mientras trabajaba allá compró un terreno a Guarnieri.
Otro dueño de muchas tierras…
Cierto, yo ahora me estoy dando cuenta que éramos cuatro o cinco locos acá y los otros eran todos dueños. Y mirá como se vendía, porque no se loteaba como se hace ahora. Ibas y le decías “No me vende un pedazo? - ¿Cuánto querés?, te decía, - Y… unos metros”, era como cuando vos cortabas una torta, te daban la escritura y todo. Hay pueblos que no están planificados. Entonces mi papá hizo la casa, se la hizo Bellegia, el papá de Primo. Enfrente de ellos vivía Gasparini, que también era albañil. Con ese hizo el negocio. Mi mamá puso una casa de pensión, frente al actual banco Patagonia; Alonso tenía enfrente un bar. Puso la pensión porque acá venían los ramaderos que son los que trabajan en las ramadas, sin máquinas, todo manual. Hacían una ramada de ramas y adentro se trabajaba la fruta, embalar, clasificar, descartar, todo manual. Venía gente de otros lados, y esa gente necesitaba la pensión. Era tan honesta la gente que vos le dabas de comer y no se iban sin pagarte. Y como no había banco, don Skop cuidaba la plata, le dejabas la plata, te daba un recibo y a los veinte días ibas y el te daba lo que necesitabas, era un hombre muy honesto.
Te sigo contando… mi papá hizo esa casa en la que vivimos cinco año y mientras tanto, como él no dejó el trabajo, le dijo a mi mamá ‘Viste esa casa nueva que hizo Zorrilla, ¿Por qué no vamos a vivir allá? - Y si, porque tanto ir y venir’, respondió mi mamá. Y esta casa un tiempo la alquiló y después la vendió, con esa plata hicimos la casa en la que vivimos hoy.
¿Y esa casa a quién se la vendió?
No sé, porque en esa época los chicos no nos enterábamos de nada, lo mayores no te contaban nada, yo muchas cosas me las enteré de grande, que nos poníamos muchas noches a hablar.
Volviendo al hospital ¿Ya se contaban estas historias y leyendas de “aparecidos” y cosas así en el hospital en la época en que vos trabajabas? ¿O son cosas que empezaron después?
Después empezaron aparecer, yo nunca supe de esas cosas, después que apareció la televisión empezaron a inventar historias, porque para mi todo eso es un invento que se yo, yo viví muchos tiempo en las chacras y sin embargo nunca vi nada raro ni de noche ni de día y siempre andábamos por todos lados. Hay gente muy supersticiosa, porque yo en todas esas cosas no creo nada, yo no creo ni en el empacho, pero si tuviera una persona enferma y lo tengo que curar lo llevo, pero no lo llevo por creer.
Curar el empacho y la medicina natural se veía mucho ¿no?
Y antes se usaba mucho el empacho y el mal de ojo, eso era primordial. Mucho se curaba con yuyos, había mucha gente que usaba ese tipo de cosas, lo mismo que el mal de ojo, primero iban a la curandera en vez de ir al médico y como había pocos médicos… porque acá estaba solamente el doctor Visconti y el doctor Pomina que tenían consultorio y que iban a la casa. Tenían un auto de esos redondos que era un Ford 8 que parecían una batata grande, bueno de esos tenían, iban a la casa y la gente después, cuando ya no le daba pie con bola el curandero, iban para el médico… por eso se moría también mucha gente. A veces era tarde ya cuando iban, especialmente los chicos cuando tenían la diarrea, se morían desnutridos, se morían como moscas.
¿Había mucha mortalidad infantil?
Claro, si iban todos primero a la curandera!.
¿Y chicas jóvenes embarazadas?
Si, pero todas con parejas, todas tenían su marido, antes se juntaban jóvenes, las casaban enseguida, los padres las casaban. Como eran mujeres, llegaban a los 14 o 15 años y las casaban, lo hacían para que no tenga hijos de soltera, y muchas veces la casaban con un viejo!!.
El auto que decías recién ¿Era de ellos? ¿No era del hospital?.
No, era de ellos, el auto del hospital era para el director y nada más, porque primero había una Villalonga, es como una carreta grande, y después estaba el zulky, más fino… el hospital tenia la Villalonga, con eso llevaba el cajón con los muertos al cementerio… Había un hombre que estuvo internado ahí, después no tenia donde ir, era del campo, entonces, por donde está la morgue, mas acá, había una casita y él vivía ahí, lo dejaron viviendo ahí y le daban la comida. A cambio él hacia ese trabajo, llevar los muertos, cuidar a los caballos, porque había caballos, uno blanco y uno colorado y todo estaba lleno de alfalfa. Con ese carrito, pasaba a la mañana, juntaba la ropa y la llevaba al lavadero, que no estaba ese lavadero, que estaba frente a ese edificio que se viene abajo, no… había un lavadero, que era todo de madera, que después se quemo, era todo de madera, no sé quien fue, quien lo prendió fuego. Ahí estaba el lavadero y estaba la señora de Carranza, doña Anita Medina, que era la señora del lavandero y jefa del lavadero.
¿Cuándo entraste al hospital como lavaban la ropa?
Con maquina, era una eléctrica y también tenían la planchadora, después entro la señora de Aguirre. Estaba Lucia, la de Carranza, pero ellas estaban en el lavadero nuevo.
Vos nos decís que en los 80 el hospital como que comenzó a decaer…
No, no tanto porque la provincia mandaba cosas todavía, empiezan a escasear un poquito mas las cosas, ya no te mandaban tanto… después hicieron como una especie de central en Roca y de allá mandaban para acá, por ahí mandaban leche casi vencida… cosas así. Y muchas veces la mandábamos de vuelta porque no llegábamos a repartir tanto, igual que los medicamentos. O sea que cuando llegaba primero se surtían ellos y después si sobraba, nos daban a nosotros.
Graciela Bazaúl: Mi tía (N. del A. Juana Bazaúl) fue jefa de farmacia, yo la he escuchado discutir, ya de grande, para que no le tocaran ningún medicamento, si el médico no le traía la receta, ella no le entregaba el medicamento.
Graciana: Yo trabaje en el laboratorio y antes hacíamos muchas preparaciones en la farmacia, las pomadas, muchas cosas se hacían ahí. Había un jarabe para la tos que hacíamos nosotros y el doctor España (que estuvo poco tiempo en el hospital) decía que para curarse la tos era el mejor. Venia a llevarse el jarabe de ahí, porque el jarabe ese de compra no lo curaba. El doctor era un italiano que vino con la mama y la señora que era colombiana… se me viene a la memoria el doctor Yanusi, que en una navidad, estábamos de turno, a mi me toco de serena, entonces dice ‘bueno a las 12 vamos a brindar’. Y brindamos con él, la María Morandino, una enferma que estaba y entonces brindamos con champagne. Me acuerdo que como era muy fuerte, muy picante, la María dice ‘yo esto no lo puedo tomar, le voy a poner un poquito de agua’.
¿Recordas algún paciente?
Me acuerdo de la María, una paciente de Roca que se fue a Bahía Blanca y falleció, era mayor que yo, era una enferma, no con problemas psiquiátricos sino con un problema de soledad. También me acuerdo del Gere (N. del A. Gerardo) que lo dejaron los padres acá en el hospital, la madre dijo que venía después a buscarlo y no volvió más. Pero imagínate, no tenía lugar porque ese chico tenía que estar en silla de ruedas, necesitaba curaciones, por que el tenia la espina bífida y vivía en un ranchito en la Costa… se lo llevaron un tiempo, pero después cuando lo volvieron a traer, vino a la miseria, desnutrido porque, además, a ese chico había que darle la comida y los padres no disponían tampoco de medios como para darle, aunque lo hubieran querido no tenían como. La otra es la que crío doña Rosa Corasa, la María, que crío una chica y le dio estudio… ahora es contadora publica y vive en Neuquén.
¿Cuándo te fuiste? ¿Cuándo te jubilaste, extrañabas mucho?
No, porque ya venía medio como que… era otra cosa, yo ya no me llevaba bien, no me pelee, pero no me llevaba bien, porque las ideas mías era diferentes. Yo empecé a trabajar y cuando hubo un concurso cerrado en el hospital para Supervisora de puestos periféricos yo me presenté y lo gané, entonces empecé a trabajar por los periféricos. A veces no había medicamentos, entonces, yo como soy de decir las cosas de frente, le digo al doctor Sánchez, que era mi jefe, ‘Dígame doctor ¿Para que están los periféricos?, - Y para descentralizar el hospital’, me dice. ‘Pero si no hay medicamentos, no hay nada!’, le digo yo, ‘Y no, Graciana, pero esos son puestos políticos’. Así que ¿para que están los periféricos?, la gente casi no va, porque no hay nada ni el médico va… Pasó que va una mamá con un chico con fiebre, está nerviosa, porque pueden ser muchas cosas un chico con fiebre, porque muchos dicen ‘es solo una fiebre’… entonces vengo yo con la ambulancia y me encuentro con que las mujeres están ahí y el doctor no vino, me dicen ‘y ahora que hacemos, que mi hijo tiene fiebre’, lo cargamos en la ambulancia y lo traemos acá. Surge un problema grande, cuando yo llegaba acá el médico de guardia no lo quería atender, porque decía que tenía muchos, que tenía que ser el médico de allá, ponía sus “peros”… así que ha discutir otra vez con el médico, decirle las cosas en la cara y muchas cosas más. Me los atendía y cuando terminaba todo, la gente me decía ‘Señora pero yo no tengo plata para pagar el colectivo ¿Cómo hago?’. Otra vez, a pedir a la Nilda una autorización, ella me daba la autorización y la llevábamos de vuelta. A mi esas cosas me reventaron, porque lo único que les gusta es la estadística… entonces, está muy bien la estadística, yo no estoy en contra, porque en una estadística vos tenés que saber lo que tenés, cuantos enfermos tenés y todo, pero también tenés que darle una solución, aparte de las estadísticas. Cuando venia la gente de La Plata, para hacer cursos para la tuberculosis, yo les digo, ¿Para qué vienen ustedes, si después no nos van a mandar medicamentos?... esa era la contra que tenía yo en el hospital. Así que ya no aguantaba mas porque era puro papeleo y de cosas para curar no había nada… ya tenia 40 años de hospital y 60 de edad.
¿Vas al hospital ahora’ ¿Cómo lo ves?
Ahora atienden bien, la guardia funciona bien, hacen lo que pueden también, yo he charlado con ellas. No tienen mucho, no tienen mucha partida, lo mismo que para la comida tienen poca partida, tendrían que mandarle un poquito mas, en medicamentos un poco mas.
¿La internación sigue siendo tan grande como antes?
No, ni la mitad, aparte ahora los enfermos se internan poco, no con ‘cama caliente’ como era antes, antes había que esperar, teníamos camas en el medio, camas adicionales de tanta gente que venía, armábamos camas adicionales, ahora no tanto porque ahora la gente se atiende mas ambulatoria, porque con los medicamentos que hay ahora no hay necesidad de estar todo el tiempo ahí adentro tampoco. Antes si, porque si tenias que hacerte algo cada 4 horas, si o si tenias que estar internada, ahora es mucho mejor, más liviano. Ahora hay pocas enfermeras, pero yo tengo una inquilina que trabaja de las 6 de la mañana hasta las 10 de la noche, tampoco puede rendir una enfermera así, por muy poco que haga, solamente con que este todo el día ahí adentro… no hay para las guardias, a veces le pagan extras. Pero tampoco es así…
Graciana ¿Quien vivía en la casona?
En la casona esa que se esta viniendo abajo vivía Reza y Pardo, en un tiempo, lo mismo que doña Teresa, hasta que se hizo la casa vivían abajo; estaba también Diazzi. Algunos eran full time por que les daban la comida. A doña Dominga le daban toda la vida la comida y ella trabajaba de partera así que ella estaba las 24 horas al día en el hospital, porque a la hora que quisieras llamar, ella iba, estaban full time. Pardo también era full time, a él lo llamaban siempre para hacer sueros, para hacer transfusiones todas esas cosas más especificas, porque él era recibido, sabia un poquito más que nosotros. Los médicos vivían donde ahora están haciendo la Universidad, ahí estaba la cocina que la tiraron abajo, entonces arriba vivían los médicos, el doctor Fernández, el doctor Bolthauser, ellos vivían ahí y a veces también unos médicos vivían donde está el pabellón viejo, que lo arreglaron, antes que fuera Dirección; vivían los médicos de guardia y otros médicos también vivían ahí, les daban casa y comida también, eran full time pero vino un poquito después.
Nos contaron que en un momento vivía uno médico que la mujer llego y hubo un problema, mataron a alguien ¿Sabes algo de eso?
No, ahí donde yo te digo no era, el médico se mato, Hernández me parece que era, muchos años estuvo el tiro marcado en la pared, pero no sé porque se mato, eso fue antes de que yo fuera. El vivía arriba donde está la Dirección y se pego un tiro. El problema no se porque fué pero se que ahí se mato.
Que hermoso que era el hospital, que cosas lindas que tenia, los pisos…
Los pisos en un principio (yo no los alcance a ver) eran todos de madera, porque había todo sótanos, incluso ahora si vos vas hay un sótano. Después se empezaron a romper y no se como hicieron abajo que pusieron unos alambres y un piso de granito encima. La caldera, por ejemplo, estaba en un sótano, atrás, afuera, era a leña, al principio, después era a gasoil.
¿En los sótanos ponían algo?
No, no eran sótanos como para guardar nada, sino que eran para que la madera no se pudra, porque antes todas las casas de acá viejas tenían pisos de madera con sótanos como la casa de Bentata y otras mas como la de Scarlata, donde había como una pensión. En otra esquina había un conventillo, la casa que era de Ruiz, otro conventillo era el de Torruella, donde está Baiquen en la otra esquina. Después estaba el bar de Iglesias o pensión de Iglesias, también ahí, frente a lo de Canto, ahí había una casa negra grande.
¿En el hospital las escaleras tenían mármoles?
No, las escaleras eran de madera fina pero los frontines eran todos de mármol blanco. Yo tengo varias fotos de antes, de cuando usábamos la cofia, de cuando estaba el gordo Pérez, que era el único chofer que teníamos. Yo te iba a contar y se me paso, que primero teníamos de ambulancia la Villalonga, después el primer vehículo que vino fue un jeep Willy y un camión Ford, entonces tomaron de chofer al gordo Pérez que era el único chofer las 24 horas del día, vivía afuera, pero a él si lo llamaban era el único que estaba disponible siempre. Lo llevaba a Reza para buscar la plata a Roca, porque nos pagaban en efectivo y no había banco acá porque el primer banco que hubo era el Río Negro y Neuquén que se fundió, después vino el banco Nación y otros bancos. Entonces nos pagaban en efectivo y el iba a Roca y traía el dinero en el jeep. Eso era muy común. Los vendedores de casa Casani y los otros vendedores que eran de la joyería, venían al hospital, yo le he comprado varias cosas, con el maletín lleno de oro en el tren. Y si no era en el tren, usaban el otro, que le llamaban el transportista, vos le dabas una cajita con oro o lo que sea para arreglar en Bs. As., se la llevaba y te la traían. También si vos querías mandar plata a algún lado, se la dabas a este hombre en un sobre, le ponías la dirección y te llevaba la plata. Cuando llegaba al hospital este tipo que vendía joyas, abría como un terciopelo negro y nosotros todos nos amontonábamos mirando las joyas que tenia, cantidad de cosas en oro… vos la comprabas y después te venia descontado del sueldo.
Graciana ¿tu jubilación fue buena en el momento que te jubilaste?
Cuando yo me jubile si, pero ahora ya no, ahora ya bajo mucho, con la jubilación que yo tengo si tuviera que vivir de la jubilación no me alcanzaría, me alcanzaría porque yo soy muy metódica en los gastos, yo no pago alquiler y tengo alquileres. Yo me fui preparando, tengo un departamento acá, en mi casa, que lo alquilo, tengo una casa y dos departamentos en la calle San Martín y otro allá en el barrio 20 de junio. Ahora voy a hacer otro al lado y gracias a eso estoy tranquila, pero es como le dije a una compañera, yo me ocupe cuando era joven, las cosas hay que hacerlas cuando uno es joven.
Yo ahora me quiero ir a Suecia, yo he viajado bastante, todo Oriente, Medio Oriente, Europa, Cuba, Disney, Canadá y ahora me voy a ir a Rusia.
¿Y con quien te vas?
Voy con Josefa, somos compañeras de viaje, la primera vez que viajamos hicimos Europa y España, ahora estamos estudiando computación. El primer viaje que hicimos, yo le dije a ella, cuando trabajábamos: ‘mira Josefa cuando nos jubilemos, vamos a empezar a pasear’ y así empezamos. Se lo propuse, se animó y nos fuimos, entonces hicimos primero toda la parte de Europa, 11 países. Después, la segunda vez, yo me fui a Cuba, hice México, Cuba, Cancún. dos veces, fui a Disney con la Milly (N. del A. Milly Mora, dueña de una agencia de viajes local) y el hijo, con Cifuentes, con la Maria Sartore fuimos a Canadá, EE. UU… Después la segunda vez que fuimos con Josefa fuimos a Oriente, hicimos Japón, China, Nepal, Singapur, la isla de Honolulu, ahí nos recibieron con las florcitas y algunos que bailaban. La siguiente vez fuimos a Medio Oriente, hicimos toda la parte de Italia, Grecia y ahora vamos a ir, si Dios quiere (eso está en tratativas por que ahora cumplimos 80 años, Josefa también) vamos a hacer Dinamarca, Suecia y vamos a llegar hasta Rusia. Vamos ahora porque después va a hacer mucho frío, mucha nieve y como vamos a hacer muchas cosas en barco y los ríos se congelan no se puede pasar, pensamos ir en agosto. Yo le dije a mi hermana ‘Josefa cumple 80, yo cumplo 80, la negra Maggi, la Pancha cumple 80’, si la Pancha anduviera bien la habría invitado para ir a viajar…
Nos despedimos de Graciana y nos dice: “A mi me encanta charlar y recordar las cosas, por ahí me olvido o se me viene a la memoria más tarde, pero yo ya tengo 80…
Algo más...
Sobre el Hospital: "Silencio... hospital"
Algo más de la charla…
Graciana: Bueno, te voy a contar, la Juana (N. del A. Juana Bazaul) debe acordarse, cuando ella vivía ahí, cerca del bar de Marianito (N.del A. Mariano Cerra), mas acá, donde esta la casa de la Peccoretti. Ahí había un galpón de frutas que no se de quien era.
Graciela Bazaúl: En lo que era de Marianito, que esta la estación de servicio abandonada me contó mi papa el otro día que había un secadero y atrás vivía.
Graciana: Si, era un señor que tenia un bar y atrás tenia piezas para alquilar, por que antes se usaba mucho alquilar piezas y el baño afuera, pero baño tipo letrina.
Graciela Bazaúl: Mi papa me vivió ahí, y sabes quien mas, me dijo mi papa, el que después fue gerente del Banco Río Negro Neuquén que todavía sigue siendo muy amigo.
Graciana: Mas allá vivían, ellos tenían el secadora.
Graciela Bazaúl: Mi papa me contaba que se juntaban en el bar de Marianito, iba un señor quien era el jefe de Agua y Energía en ese momento.
Graciana: Y ahí atrás, mas allá de donde estaba el secadero, vivía la Peccoretti, antes de vivir acá en la esquina. Peccoretti empezó haciendo chorizos y morcillas caseras y vendía con un canasto por las casas. Cuando teníamos el canalito ese allá, ¡que lastima que lo taparon! eso hubiese sido un recuerdo de Allen, como la chimenea que dejaron… ¡Tenía unos sauces!. Después Peccoretti se hizo la casa, pero también “laburó” bastante para tener lo que tenia, no te creas, después se hizo la carnicería, pero el empezó así vendiendo por las casas.
Graciela Bazaúl: Me acuerdo también del lechero, de Machi.
Graciana: bueno yo me acuerdo que los lecheros de antes eran de Santa Catalina.
Graciela Bazaúl: Y también los Calvo.
Graciana: los Calvo vivían por acá, me acuerdo que Enrique Calvo iba conmigo a la escuela 23. Antes iban los médicos a vacunar a las escuelas y vos sabes que ellos tenían muchos caballos, traían leña y tenían una parva de pasto verde porque ellos sabían tener mulas. Y entonces nos fueron a vacunar y el Enrique disparo y se subió arriba de la parva de pasto para que no lo vacunaran!!. Los hombres siempre son mas miedosos, las mujeres somos mas corajudas, vos fíjate ¿quienes salen a pedir para los hijos o para su familia? ¿vos viste algún hombre que fuera a pedir comida?, yo nunca. Van las mujeres y encima para darle a él, que eso es lo que más bronca me da a mi, porque está bien que pida para sus hijos y para ella, pero el macho que está en la casa, ¡movéte querido!!.
(…) Antes era diferente, porque ya se sabía que la mujer estaba en la casa, atendía los hijos y hacía la comida, eran muy pocas las mujeres que trabajaban, mi mama nunca trabajo afuera, la única vez que trabajo afuera era cuando estaba soltera, que trabajo de mucama, cuando vino de Europa y después se caso con mi papa y no fue más a trabajar. Mi papa se las arreglaba para traer la comida a casa, mi mama en lo único que trabajaba era en la casa y era diferente, por ejemplo, para la atención de los hijos, las cosas rendían mas porque era la que controlaba… ahora las mujeres trabajan afuera y los hijos quedan solos… es diferente.
(…) Pero yo, que ya tengo 80 años, por lo que veo y por la experiencia de otros, antes las mujeres eran muy sometidas y muchas veces, me acuerdo que decía mi mama: ‘No mire doña María, usted sabe que antes las mujeres estaban siempre en su casa, no como ahora, que en la primera, se separan’. ¿Y sabés que le contestó mi mama?: ’Antes también se querían ir pero no podían, porque tenían 4 o 5 hijos, no tenían empleo, no tenían una instrucción, la panza siempre llena, ¿y a donde ibas a ir si tenias 4 hijos atrás, que tenias que hacer?’. Mi mama era muy inteligente, eso que tenía poca escuela, en cambio ahora no les interesa porque tienen un empleo, si te queres ir, ándate, yo me las arreglo. El único problema son los hijos que después deambulan de arriba para abajo, eso es lo mas triste. Por eso mi mama cuando nosotros empezamos a trabajar, me dice chicas tengan un trabajo, porque así, si algún día se casan, no tienen que ser esclavas de sus maridos. Aparte que el marido las va a respetar más, porque tenés como arreglarte. En cambio antes, sabían que no te podías ir, siempre dependías de él, aparte estaba muy mal visto, igual que tener un hijo soltera, si lo tenias lo ocultabas por ahí, pasaba a ser hijo de una hermana o hijos de los abuelos, porque estaba muy mal visto eso.
Entrevista y texto: Graciela Vega
Exelente persona Graciana!!entré a trabajarcon ella a los 16 años y me jubilé con 43 años de servicio ,ella me enseñó muchas cosas ademas del trabajo del laboratorio
Gracias por tus comentarios Mabel, saludos!