Una esquina de la ciudad

Esquina Libertad / Eva Perón y Leandro N. Alem - 1930 / 2014

En esta esquina se encontraba el Hotel España (hoy el lugar pertenece a particulares y a la Cooperativa Credi Allen y para saber más mirá ACÁ) y la Casa Aragón, comercio de Ramos Generales de Tomás Aragón. Luego fue el recordado kiosko de Bentata, hoy Café Aurelio. Sobre la calle Libertad/Eva Perón hacia Sarmiento, donde hoy se encuentra Calzados Scarlata, había una casa muy antigua donde vivía uno de los primeros relojeros y joyeros de Allen: Sr. Arcaute. Su hijo José Luís continuó la tradición familiar, se recibió de óptico y edificó su casa y negocio en las calles San Martín y Sarmiento (hoy propiedad de Cocci). José Luis Arcaute fue un reconocido vecino muy activo en la comunidad e integrante de distintas comisiones en el CUAP, tecnico de basquetbol y representante en entes deportivos provinciales.

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En esa casa vivió luego el ingeniero Riccieri, un recordado bohemio de unos 70 años. La casa siguiente, hoy sede del Rotary Club de Allen, era de Nicanor Fernández Sotera, quien llegó de España en 1887. En los años 20, junto con Alonso y Carrero, estableció un almacén de Ramos Generales denominado “La Perla de Allen” que estaba ubicado en la actual esquina de Libertad y Sarmiento.

Edificio Rotary (Large)

Años 70'

El edificio aún hoy mantiene las puertas y ventanas originales. En su patio interno tenía un aljibe que se llenaba con agua del canal y a través de un caño se conectaba a la casa.
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Años 90'

Luego venía la casa de Rellero, chofer de Juan Mariani, y todo el complejo de oficinas de la empresa Tortarolo y Cía. Desde Libertad por Sarmiento, esquina con Tomás Orell, estaba el recordado comercio de Raimundo Ferroni, Amancay de articulos para el hogar. Hoy se encuentra allí al confitería de Noelia Cherniasky. Mirá ACÁ los cambios en esa esquina. Continúa por Orell la panadería de Argot, luego de Carocio (para saber más pasá por ACÁ), más tarde Domenella y hoy Tío Bizcocho. Continuaba la cuadra con el Bar Central de Casimiro Gonzaléz, con casi 20 mts. de frente, con dos secciones, bar y confitería. Era frecuentada por toda la juventud de aquellos tiempos y en la mañana, allí estaban los jugadores de mus, dados y truco. Por la tarde, la confitería estaba colmada de gente y los sábados se hacían bailes.

Bar Central 1958

Foto de Isabel García: amigas en una salida en confiteria del Bar Central (1958)

El Bar Central, en Orell, entre Sarmiento y Alem, fue muy importante en los años 50, la juventud se juntaba allí a la tardecita a tomar un Gancia o un Cinzano, en esa época la bodega Cunti sacaba un vino blanco muy bueno y era parte del aperitivo, lo pedían levantando el pulgar y el mozo ya sabía… Los mozos, Manolo y Torresi, eran amigos de todos pues atendieron muchos años allí. También se hacían bailes y se presentaban cantantes y músicos" (Gustavo Vega, 2008)

Jorge kopprio en el Bar Central

Foto de Edgardo Kooprio: "Mi viejo Jorge Kopprio en el Bar Central".

“Me acuerdo de una anécdota muy linda y tierna: íbamos al bar Central los domingos a la tarde después del cine de matiné (en el Lisboa o en el San Martín) a tomar una coca. El mozo era "Manolo", un gallego divino y con una paciencia... Después de tomar las gaseosas, y como ya sabíamos el importe, juntábamos la plata y la poníamos debajo del cenicero metálico triangular (que tenía la publicidad de Fernet Branca o de Cinzano) y salíamos corriendo hasta Amancay Hogar, ahí lo esperábamos al gallego, que ya tenia sus años… y venía corriendo, queriendo cobrar la cuenta... Entre carcajadas le decíamos que la plata estaba abajo del cenicero. Cosas de chicos de 10, 11 ó 12 años. Y ahora me acordé de la frase matadora con la que te atendía: decía, con acento gallego, "QUÉ SE VAN A TOMAR", mientras le pasaba el trapo rejilla a la fórmica de la mesa. El bar estaba justo enfrente de mi casa así que vivía ahí todos los días. No puedo olvidar la caramelera de vidrio, las gomitas sueltas y a Casimiro González agarrando el cucharón y metiendo el brazo para juntar los caramelos y el azúcar que quedaba en el fondo. Casimiro siempre, siempre, me daba los caramelos con yapa, esos no iban a la bolsa sino desde el cucharón a la mano y me decía, ¡huy! se me quedaron algunos, bueh es la yapa, pone la mano. Un capo. También compraba ahí las gomitas de eucaliptus, que  eran para la Luisita. Me acuerdo que una vez dio un show de billar Navarra, campeón argentino, y  también de tipos que hacían maravillas con las 3 bolas, uno era el “Chino” Sides” (José “Punchi” Zenker, 2010)

La cuadra fue muy famosa pues también allí estuvo la histórica "La Cueva", boliche bailable que abrió sus puertas a fines de la década de los 60'.  En aquellos años la movida de la boites acaparó la atención de los más jóvenes. La moda llegó a Buenos Aires y entonces nacieron boliches como Mau Mau y otros como Zum Zum, Snob, África y Reviens, ubicados en la zona de Barrio Norte y Olivos. La noche entonces comenzó a ser selectiva. La figura del disk-jockey y los juegos de luces de colores hicieron su entrada para no irse más. Allen también tuvo lo suyo, “la Cueva” y luego “Mambú” fueron diseñados "a tono" con el estilo de la época.
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Piki Tolosa y Valerio Svampa en el ingreso a La Cueva.

La Cueva, que se mantuvo abierta hasta los años ‘80, fue un emprendimiento de Valerio Svampa. El local estaba todo cubierto de yeso para simular una caverna. El arte fue de Ricero Marcialetti y la decoración de Jorge Diazzi. El recordado cartel de hierro forjado con el nombre del lugar fue realizado por Hugo “Coraje” Martín. Cuenta el Libro de la Escuela 222 que “referente al sonido” poseía “platos Lenco, de fabricación suiza y dos aplicaciones Lenard de fabricación nacional, 16 waffls (…) ayudados ahora por dos columnas de fabricación alemana”. Además, se indica que La Cueva tenía capacidad para 120 personas sentadas y una amplia pista giratoria –también obra de “Coraje” Martín-  en el centro. Se encontraba en la calle Tomás Orell, en el centro de la ciudad, donde por años funcionó el conocido “Bar Central”. Abrió sus puertas en 1969 con una fiesta en la que cantó Piero, amigo de la casa y padrino del lugar.

Para saber más de la época y ver más fotos mirá ACÁ

En la esquina de Tomás Orell y Alem, hoy esta la ya histórica librería El Valle de la familia Morales. No sabemos qué hubo allí antes pero seguramente algunos nos contarán a través del facebook!

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2 Respuestas

  1. mavisflorencia soriano dice:

    Que emociòn me da ver la transformación de la nueva esquina con la de antaño, de tierra ,agua y barroPorque ese fue el Allén de mis tiempos de tierra!!! aún permanecía el Hotel España. En cuanto al Sr. Arcaute me consta de su preocupación por el Club….el fue el que se ocupó de obtener para el equipo femenino de basqueckt, el hermoso conjunto de camisa roja y short azul marino que pudimos lucir con orgullo.Gracias por los recuerdos

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