El Colectivo Guías
Sorprendente trabajo de este Colectivo que desde 2006 está abocado en la identificación y restitución de los restos de las comunidades indigenas que fueron sometidas durantes las conquista militares a la Patagonia y Chaco. El Grupo de Investigación en Antropología Social, de la Facultad de Ciencias Naturales y Museos U.N.L.P en la red de investigación en Genocidios y Políticas indígenas en la Argentina, tiene por objetivo “difundir y generar conciencia sobre los derechos humanos de los pueblos indígenas, vulnerados en nombre de la ciencia y el conocimiento”. Blog Colectivo Guias
Info previa: Los procesos de restitución en el Museo de La Plata, 2015Prólogos de las ediciones de Identificación y restitución: "Colecciones de restos humanos en el Museo de La Plata". GUIAS.
Prólogo 1º edición. Dr. Alberto Rex González
La ciencia cumple distintos objetivos. Su cometido esencial es aclarar el conocimiento del mundo natural o social, a veces tocando ambos aspectos simultáneamente.La importante labor científica del colectivo GUIAS ha sido la de aplicar sus conocimientos a los restos esqueletales depositados en la sección antropología biológica del Museo de La Plata determinando al mismo tiempo la existencia de heridas de traumatismo que a menudo fueron la causa de muerte. Recuperando este aspecto del quehacer científico nos resta la aclaración histórica de quiénes fueron los causantes de los mismos. Si podemos determinar este último aspecto no es posible entonces eludir la referencia a la sanción histórica de la mano asesina que cometió tal delito de lesa humanidad que no puede reconocer ninguna justificación. El acto de poner en relieve e identificara quienes lo cometieron es así una obligación no sólo de carácter científico e histórico sino ético así como un mérito a la inquietud de quienes realizan esta tarea identificatoria. También resulta de interés tratar de individualizar a quienes fueron los autores de la inscripción de símbolos ideológicos que justifican la muerte y el genocidio como las cruces esvásticas encontradas en algunos de los recipientes que contenían los restos esqueléticos y cuya presencia en esos sitios no tiene justificación ni explicación alguna como la que no sea convalidar el genocidio tal como lo sostenían las doctrinas racistas del Tercer Reich. Es muy difícil que podamos establecer con exactitud la identidad de quienes fueron los autores de esas inscripciones pero no deja de ser claro que parecerían justificar las conclusiones criminales de los ejecutores de las lesiones que presentan los restos estudiados por el colectivo GUIAS y que quizá en algún momento después de conocer su existencia concreta por este estudio podamos llegar a la identificación de quienes ideológicamente justificaban la aberración delos crímenes cometidos.Es fundamental entonces que conozcamos la identidad de quienes fueron los ejecutores de esa ignominia, cuyos nombres en algunos casos quedaron sumergidos sólo en relatos burocráticos sin sanción alguna. Es menester que la historia de nuestras disciplinas conozca los hechos reales para que se aplique el juicio histórico merecido a sus protagonistas. Alberto Rex González. 2007.
Algo mas: Violencia fotografiada y fotografías violentas. Acciones agresivas y coercitivas en las fotografías etnográficas de pueblos originarios fueguinos y patagónicos Algo mas: UNA NIÑA CONVERTIDA EN TROFEO DE GUERRA, 2010 Prólogo a la edición de La Campana. Dr. Walter Delrio.La identificación y restitución de los restos humanos que conforman las colecciones del Museo de la Plata ha sido, entre otras cosas, uno de los procesos de reflexión más significativos dentro de las Ciencias Antropológicas en los últimos años en Argentina. El Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social ha tenido una importante y fundamental participación dentro del mismo. No obstante, lo que su obra, resultado del compromiso y dedicación de sus integrantes, ha abierto no es solo una discusión académica dentro de una institución universitaria en particular, se trata de un proceso de reflexión que debería cruzar a todos los miembros de esta sociedad. Existen preguntas con respuestas asumidas colectivamente. ¿Para qué un museo? ¿Por qué una sociedad debe determinar y conservar aquello que considera como "patrimoniable"? ¿De qué forma y quiénes son los que pueden determinan esto? El museo en sí mismo es algo asumido colectivamente, al punto que no se le cuestiona sino su tipo de organización, su infraestructura, sus comodidades para el visitante. Pero su existencia, el valor de aquello que "preserva" y la voz experta que ha determinado aquello que debe mostrarse y decirse parecen siempre estar por fuera de cualquier debate o pregunta. En tanto ciudadanos, el llamado "patrimonio" (histórico, antropológico o arquitectónico) se nos presenta como la parte visible y material de la identidad de la comunidad histórica en la que vivimos. Identidad y patrimonio semejan cristalizaciones sacralizadas que como tales deben ser protegidas del mismo contacto de los días, a lo largo del tiempo. Precisamente porque devienen en cristales detrás de cristales dejan de ser vistos como relaciones sociales, en las cuales intervienen agencias presentes y pasadas. Dejamos de ver la violación para contemplar al cuerpo violado y consagrarlo como "parte de una colección". Si el visitante del museo ha podido abstraerse del genocidio –las relaciones sociales implicadas en la formación de la colección antropológica- ha sido a través del aparato intelectual que construyó la idea del museo, al museo mismo, al rol social atribuido a sus creadores y rotuló personas como piezas de una colección. Desde el discurso político se fijaron narrativas de progreso y extinción que, de ser un programa de clase, devinieron en un discurso erudito, precisamente aquella voz académica autorizada que determinaría patrimonios y sus formas de preservación.En abril de 2010 el grupo GUIAS expuso su muestra fotográfica "Prisioneros de la ciencia" en el Museo Francisco Moreno de la ciudad de Bariloche. Durante un mes, la gente se sintió incómoda, confundida, perpleja, estafada, indignada de acuerdo a como lo expresaron muchos en el diario de visitantes de la muestra general denominada Wingka Malón. Muchos otros no entraron a ver la muestra, algunos indignados por el cuestionamiento a los próceres de la ciencia pero gran parte por considerar no poder soportar ver y recordar tanto dolor. La discusión sobre la muestra puso de relieve que no solo es posible, sino que es necesario como sociedad asumir una mirada crítica sobre las relaciones sociales que constituyen nuestra identidad. Y al preguntarnos quiénes deciden el qué, cómo y para qué, de aquello a ser conservado como patrimonio, somos agentes activos en la construcción social de nuestro presente. Quizás así podremos vernos también a nosotros mismos como parte de lo que hay detrás del cristal y recuperar como sociedad la capacidad de horrorizarnos por el genocidio del que este libro da cuenta. 2010.
¡Antropología armada!
El italiano Marcelo Bórmida se integró como investigador al Museo Etnográfico de la Universidad de Buenos Aires. En la UBA, en 1947, se había fundado el Instituto de Antropología de la Facultad de Filosofía y Letras, a cargo de José Imbelloni. “Una de sus principales líneas de trabajo inicial fue el estudio de las características somatológicas de grupos indígenas, a través de mediciones antropométricas, vinculándolas –como corresponde en las teorías racistas– a determinadas características psicológicas y culturales”, caracteriza Fontán. Si el carácter “de época” de esas investigaciones era discutible a fines del siglo XIX (ver La Pulseada Nº 43), en los tiempos de Moreno y Lehmann Nitsche, para entonces eran decididamente retrógradas. Imbelloni publicó un libro titulado Los patagones. Características corporales y psicológicas de una población que agoniza, a partir de una expedición de 1949 a Santa Cruz, donde el fascista italiano Bórmida se encargó de las mediciones antropométricas. También fue Imbelloni quien facilitó el ingreso de Oswald Menghin a la Universidad de Buenos Aires en 1948, apenas dos semanas después de llegar al país con un pasaje oficial y obtener su documento de identidad. Venía de la España del generalísimo Franco. Antes, “desde el fin de la guerra hasta febrero de 1947, fue internado en un campo de prisioneros norteamericano, donde dictó –hecho asombroso que habla de una capacidad no común de seducción– alrededor de cien conferencias para soldados y oficiales norteamericanos”. “No emitió jamás la más mínima señal de reconocimiento público de sus errores ni de remordimiento, no obstante los horrores nazis”, escribió Fontán en su libro sobre el austríaco, donde destaca su importancia “en la formación de los jóvenes universitarios de la ultraderecha católica”, ya que “mantuvo su destacado papel en la carrera de Ciencias Antropológicas de las universidades nacionales de Buenos Aires y La Plata, que no se interrumpió durante las dictaduras militares de 1955-1958 y 1966-1973”. La vinculación de Menghin con el nazismo no había sido menor, y tuvo larga data. Él mismo había tenido que destacarla en 1938 cuando solicitó su afiliación al Partido Nacionalsocialista. El racconto empezaba con una disertación sobre la cuestión judía que realizó en una delegación del partido nazi, en 1923. Más adelante alojó en su casa, durante dos años, a un estudiante que pertenecía a las SS. Y entre 1935 y 1936, cuando se desempeñó como Rector de la Universidad de Viena, intervino en la defensa de militantes nazis, estudiantes y docentes, que habían sido sancionados. Finalmente, en 1938 asumió como ministro de Educación de una Austria anexada. Durante los meses que duró su gestión, desarrolló una “limpieza” de las universidades con un signo claro: el 40% del cuerpo docente fue despedido o renunciado por su “origen judío” o por razones políticas. Estableció un cupo para alumnos judíos y poco después propuso la creación de escuelas primarias y secundarias exclusivas. Los textos publicados en la década del 30 dejan clara la afinidad y la voluntad de compromiso político con el nazismo. En Espíritu y sangre. Principios básicos de raza, lengua, cultura y nación (1934) desarrolla una visión claramente racista y antisemita, y dedica un capítulo a “Los principios científicos de la cuestión judía”. “El escrito tiende a una generalización que lo vuelve una obra sorprendentemente poco científica”, evalúa Fontán y agrega: “La mayoría de las reconstrucciones de Menghin del pasado remoto, asimismo, no han resistido el paso del tiempo. Su Historia Universal del Paleolítico, sus estudios raciales y sus relatos sobre el desarrollo paleoindiano temprano hoy aparecen como curiosos, incorrectos y sesgados por un compromiso ideológico. La mayor parte de la comunidad erudita de prehistoriadores, antropólogos sociales, biólogos evolucionistas, genetistas y antropólogos físicos han rechazado sus teorías”. No obstante, Menghin llegó a ser miembro honorífico de la Sociedad Antropológica de Viena. Pertenecer tenía sus privilegios: entre 1937 y 1941 utilizó prisioneros del régimen nazi como mano de obra esclava en excavaciones para su Instituto de Prehistoria de su universidad. Una vez instalado en Argentina, Menghin no alteró la orientación ideológica de sus trabajos: en 1964 publicó en la Editorial Nova su libro Origen y desarrollo racial de la especie humana, en el que insiste: “no cabe duda de que el concepto de raza tiene también sus proyecciones al mundo psíquico”. Tampoco cambió su estilo de gestión: “En la conducción directa o indirecta que él y Bórmida ejercieron de la carrera, no admitieron ni el pluralismo ideológico ni la libertad de investigación”, recuerda Marcelino Fontán, que fue alumno de Antropología de la UBA en tiempos de Menghin y vivió el choque con el discurso de algunos docentes: “comenzamos a percibir, entre los intersticios de una construcción teórica muy consistente, algunas conceptualizaciones que perfectamente podrían funcionar como justificatorias de las políticas colonialistas. Las materias desde las cuales surgían con más fuerza eran Etnología General y Prehistoria del Viejo Mundo”. La primera estaba a cargo del italiano; la segunda de Menghin. Ambos eran exponentes de la llamada Escuela de Viena. “Esta posición nos resultaba, además de retardataria, claramente acientífica”, pues la bibliografía de las otras cátedras ya mostraba que el concepto de raza era insostenible.
Fotos MIRÁ ACÁ ¡Antropología armada!
"Prisioneros de la ciencia"
Estas imágenes rescatadas por mi entre los años 2004 y 2006 en el Museo de La Plata, fueron el inicio de un conflicto con las autoridades del museo que no querían que fueran mostradas. Para no mancillar el buen nombre de nuestros prohombres de la ciencia. Los motivos que esgrimían la Sra directora Silvia Ametrano y la encargada del archivo Irina Podgorny con la complicidad de otros antropólogos, era que estas fotos podría ser consideradas fuera de contexto, y que había que entender que era producto del pensamiento de una época. Me pregunto yo, del pensamiento de quién? claro está, del pensamiento de la clases dominantes por que los pueblos originarios en la misma época, no pensaban igual. El dar a luz estas y otras imágenes, me costó la expulsión del Laboratorio de fotografía del Museo, la ocultación de los archivos y la imposibilidad de seguir trabajando y rescatando los mismos. La publicación de "Desmemoria de La Esperanza" y la tozuda presencia del "Grupo Guías" que continúa visibilizando el carácter funcional de la ciencia a los intereses de los poderosos, muy ostentoso a principio del siglo XX y enmascarado por algunos cipayos en el XXI, es de alguna manera saber, que no fue en vano ese rescate y que es cierto, que solo lo que se ve se puede cambiar y que lo que queda oculto no merece reflexión . Ver para creer, recuperar la memoria, para recuperar la historia es la cuestión.
Albúm: OPRIMIDOS Y OCULTADOS
En fotos: los indígenas "Prisioneros de la Ciencia" de Argentina
Documental Inacayal, la negación de nuestra identidad