La pasión de Salvador D’Amico
Sin duda, la municipalidad fue su segundo hogar, durante más de veinte años. De padre italiano y madre argentina el porteño barrio Barracas lo vio nacer en el primer mes de 1912. Técnico en reparación de aparatos radiofónicos lo tuvo atrapado como principal actividad durante varios años hasta que por 1940 la Patagonia se hizo presente por medio de Vialidad Nacional. Como primer destino darle forma definitiva a la ruta 237, Arroyito-San Carlos de Bariloche. Vida de campamento móvil con las cuatro estaciones mostrando presencia en la precaria huella mejorada que cortaba piquillines y alpatacos. Soledad como compañera, los fines de semana peces del Limay y alguna descuidada avestruz para variar el repetido menú. Los viales se fueron acercando a Piedra del Águila de escasa población, surtidor de nafta manual y el ramos generales de Osvaldo Etcheleitner, atracción principal. Su cuñada allense Susana Elena (Chela) Mir colaboraba en el comercio y la hostería. Se inició el noviazgo de Salvador y Chela formalizado en casamiento por 1947. Abandonó la labor vial y se integró al trabajo en el conocido comercio regional durante nueve años.
Pero Allen –el pueblo de Patricio Piñeiro Sorondo– los llamó porque la salud de Manuel Mir –padre de Chela– exigía la atención de la chacra 32. Nueva actividad patagónica pero que no duraría mucho tiempo ya que en las elecciones de 1957, Sebastián Rodríguez resultó electo presidente municipal, convocando a Salvador D'Amico como secretario de Gobierno, iniciándose así su trabajo municipal que fue valorado por más de diez intendentes y comisionados municipales; Salvador D'Amico era irremplazable en el manejo de la cosa municipal, sin militancia política, cada nuevo jefe comunal "no dudaba en convocarlo para confirmarlo en el cargo. Pocas personas conocían como él las normas municipales, manejo de los archivos, trámite de cada expediente, pautas protocolares, las relaciones con las instituciones del pueblo y todo tema afín al funcionamiento del municipio". Era notable su apego a la función y cariño que demostraba por la municipalidad (su eterna novia solía expresar). Hasta los domingos luego de saludar al sereno y breve charla, su despacho lo esperaba.
Tuvimos el gusto de conversar con Salvador D'Amico muchas veces en Viedma y Allen por cuestiones oficiales y así logramos formar concepto de su persona, evidenciando siempre preocupación en lograr que los trámites resultaran favorables, por algo era el "secretario mensajero" ideal para accionar en la capital provincial.
De hablar sereno, muy educado, preocupado en la solución de los problemas vecinales, sabía como encauzar las demandas sociales, individuales y colectivas que golpeaban la puerta municipal en las tierras del "Barón de Río Negro". Honradez, rectitud, austeridad como norma cotidiana. El dominio de la cuestión municipal lo llevaron a ejercer en dos oportunidades el sillón municipal: del 27/4/1962 al 8/5/1962 y 30/8/1962 al 12/11 del mismo año períodos que no alteraron su relación con la comunidad y la atención municipal hasta su jubilación en setiembre de 1978. También supieron de su trabajo y colaboración la Cooperadora Policial, el Aero Club, Bomberos Voluntarios y Rotary Club. De su matrimonio nacieron Osvaldo, Héctor, María, Carlos y Eduardo. En una de las necrológicas que publicara "Río Negro" con motivo de su fallecimiento el 15 de setiembre de 1980 se expresaba: "El Concejo Municipal de Allen participa el deceso del digno vecino y permanente colaborador de la Municipalidad".
Bibliografía y fuentes principales: Tort, I. J.: "Tributo a mi Allen", 2010. Varios: "Allen 100 años de historia", 2010. Varios: "Río Negro. Pasado y presente", 1980. "Río Negro. 3 años de gobierno", t. I, 1961. Recuerdos personales y familiares. Archivo diario "Río Negro". Biblioteca Patagónica (VECh) y otros.
HéCTOR PéREZ MORANDO. Periodista. Investigador de historia patagónica. Para Diario Río Negro