El Secreto
Un muchacho de 27 años cruza el pueblo de una esquina a la otra, cruza la ruta 22 y sigue, de a pie, hasta ·”la costa”. Luego de trabajar en un taller mecánico, haciendo chapa y pintura, desanda el mismo camino que recorrió a la mañana. Diez o doce horas de trabajo, $ 300 pesos por semana, un hijo de 2 años y su mujer, que al juntarse, ya tenía 3 hijos. Vive en el Barrio Tiro Federal, pero no en la entrada, sino casi orillando la barda, por esa misma calle que conduce, justamente, al Club Tiro Federal.
Hasta aquí podría ser la historia de cualquiera, que se levanta a diario a pelearla con lo que puede. Pero no.El secreto no está en lo poco que gana ni en la familia que, como el dinero no alcanza, invierte un poco de esos 300 para hacer los domingos, empanadas que saldra a vender junto a su mujer por el barrio. El secreto no está en verlo caminar las calles, como lo hacen muchos, no está en ese semáforo en rojo, en el que espera, ni siquiera está en el cansancio que le produce la caminata de por lo menos 8 Km.
El secreto está en sus ojos, pero no en esa mirada idiferente que nos da la idea de que nada le esta sucediendo, esa mirada la tiene para protegerse, para que todo lo que vea no se le adentre en el alma y termine consumido por la desolación o la rabia. El secreto está en lo que calla, porque aún pudiendo hablar de ciertas cosas, siente que nada de lo que diga será publicado, o peor aún, siente la carga de aquel que ha nacido para callar, o peor aún, nacido para no ser escuchado o nacido para ser mirado con recelo, desde lejos. El secreto está, en esa inclaudicable y persistente tenacidad por seguir, contra todos los pronósticos adversos, que él mismo imagina, viviendo en Allen. El secreto está en lo que recuerda.
Me recuerda adentrándome al barrio, yendo a su encuentro con los brazos extendidos. Me recuerda abrazándolo y levantándolo, bajo un cielo soleado de un domingo cualquiera. Por lo demás, si pudieras hablar con él, nada bueno te dirá de Allen y te vas a quedar con la misma pregunta que yo: ¿Por qué no te vas?, y él te responderá como si nada: ¿Hacia adónde?. Un muchacho de 27 años, cuyo nombre figura en Facebook, Luis Angel Cárdenas, pero que no abre desde hace rato por la falta de dinero y que abrió su cuenta con la idea de ser ”igual” a muchos, va y viene por un pueblo que lo dejó, de la puerta, hacia la calle; y en el que, me lo ha confesado, tiene el único recuerdo que lo sujeta a ese páramo sin destino: Mis abrazos, cuando era un niño, y el nacimiento de su propio hijo. .