Cines en Allen: Paradiso de identidad y cultura
Desde un banco de la plaza San Martín, en pleno centro de Allen, se puede ver de frente el único cine de la ciudad. No hay dudas de por qué es el único: la poca concurrencia a las funciones lo obligó a apagar los proyectores en 2009. Pero gracias a un subsidio y al constante esfuerzo de su propietario, Cinema Paradiso II reabrió sus puertas a principios del año 2010. Pero muchas butacas siguen aún sin ocuparse.
La visión al acercarse al cine de Allen es voluminosa y colorida. Los árboles de la plaza San Martín exhiben sus voluptuosos verdes, un mural en la esquina de enfrente pinta con celeste, rosado y naranja el panorama. Y por supuesto las letras de Cinema Paradiso II brillan en furioso naranja y azul. Aquella noche, de 2010, filas de autos estacionados bordeaban el cordón de la vereda. Adentro, la antesala y el pequeño kiosco que vende pochoclo, caramelos y gaseosas, no dan abasto. La sala está repleta y según César Castro, dueño del cine, estuvo así de bien todo el fin de semana. La película que se proyectaba era argentina y la convocatoria, inédita.
-Nos fue re bien con esta -dijo Castro muy contento- la vamos a extender una semana más. El boca en boca es la mejor publicidad, viene mucha gente así. Lamentablemente, este escenario magnífico que le da vida a la noche allense es una rara experiencia. En general vemos tres o cuatro autos, incluyendo la camioneta de Castro, a la que colocó una gran bocina para anunciar las películas en las calles de Allen. La linda sala de Cinema Paradiso II suele desperdiciarse en sus tres cuartas partes.
Muchas fueron las banderas que se levantaron, muchas las llamadas a las radios, muchas las charlas de café en las confiterías del pueblo sobre la vergüenza de que cierre el cine. Algo es seguro: fueron muchas más de las que actualmente van al cine con regularidad.
-La gente ha perdido el hábito de ir al cine -dijo Castro no sin dolor- y cuesta, cuesta recuperarlo- repitió, como si recordara en la palabra los esfuerzos para aumentar la audiencia. César tiene cada semana algo nuevo para hacer por el cine. El trabajo es constante, riguroso y, sobre todo, persistente y creativo. Pero ¿para qué tanto trabajo? ¿por qué cuidar tanto el cine?
Al respecto la Profesora en Historia, Graciela Vega, explicó cuestiones básicas de la importancia de un cine para una localidad. Graciela es coordinadora de Proyecto Allen, grupo dedicado a la reconstrucción del patrimonio histórico y cultural de la localidad. Su trabajo en el proyecto está muy relacionado al tema del cine, porque pretende crear espacios que sirvan a la identidad colectiva y cuidar los existentes. Cinema Paradiso II es uno de esos espacios para valorizar. -¿Cuál es la función de un cine en una comunidad? -Tiene que ver con aquellos espacios en los que la gente se reúne a pasar su tiempo de ocio y tiempo libre de manera positiva -explicó Graciela-. La importancia de que no se pierda es que crea identidad, porque se conjugan las nuevas generaciones con las viejas. Se unen dos cosas, la importancia de la imagen en relación a las nuevas tecnologías para las nuevas generaciones y el lugar de reunión por excelencia en tiempos pasados para las generaciones anteriores.
Para los mayores de la localidad el cine es el símbolo de una época dorada de Allen. El cine del famoso Hotel España y el Cine Lisboa son algunos de los más recordados. Fueron de las primeras salas de la región y eran el punto de encuentro para parejas, amigos y familias. Era un lugar en el que se compartía y se socializaba. Ya en los ’70 surge el Cine San Martín, el más emblemático tal vez por la comunidad, porque su sala y sus películas son recordadas tanto por adultos como por jóvenes mayores de 20 años que asistieron a sus funciones de chicos. Cuando este cine no pudo mantenerse en pie durante la primera mitad de la década del ’90, se transformó en templo evangélico y fue una espina en el corazón de muchos allenses.
Años más tarde abrió el cine Plaza, en el mismo lugar que hoy se emplaza Cinema Paradiso II, pero duró poco y tuvo que cerrar. En Junio de 2006 la espina de la pérdida del Cine San Martín se hundió más hondo hasta perderse en la carne. La iglesia hacía tiempo ya que no utilizaba la sala y una noche Allen entero fue despertado por el humo denso que se contoneaba en el aire y tapaba las estrellas. Sí, el Cine San Martín se prendía fuego. La madera de sus pisos que todos recordaban con tanto cariño estaban envueltas en llamas. Lo más terrible fue que los bomberos no pudieron con el incendio. No quedó absolutamente nada en pie.
Como una enfermera llegó a la ciudad valletana en 2007 Cinema Paradiso II, para sanar un poquito la herida. Pero pareciera que en Allen sólo se quiere lo que no se tiene y, a pesar de las lamentaciones por el cine perdido y las renovadas peticiones por una sala, la falta de público lo obligó a apagar sus proyectores a fines del mismo año. La Subsecretaría de Cultura de Río Negro gestionó un subsidio junto a Castro para poder reabrir. Y así lo hizo. Pero el propietario no se quedó en eso e ideó estrategias para recuperar la cultura del cine.
-Estamos haciendo algunas iniciativas para facilitar el acceso a la sala- dijo Castro- por ejemplo con la ayuda de la Municipalidad de Allen y de Fernández Oro estamos distribuyendo unos bonos 2x1, también estamos haciendo los lunes una promoción especial a mitad de precio, y otra de las actividades es un grupo de miembros protectores del cine, que pagan una cuota mensual que equivale a una entrada y media, en este momento son 15 pesos, que les habilita la entrada completamente gratis a todas las películas del circuito comercial todas las veces que quieran. Actualmente tenemos más de 150 adherentes. También se distribuyen entradas en las escuelas, en los barrios y con boletas pagas de la Municipalidad. Para las escuelas hacemos funciones gratuitas en horario de clase y los profesores traen a los chicos al cine.
Cinema Paradiso II está abierto para todas las actividades culturales en Allen que necesiten el espacio. Incluso parece estar más abierto que el propio Teatro Municipal que es muy difícil de conseguir, especialmente para eventos de jóvenes. La directora de cultura local (al inicio de la gestión del Intendente Graciano Bracalente) Mabel Llorente, admitió no ir al cine por falta de tiempo y porque no reside en la ciudad, pero aseguró con firmeza que el Municipio lo ha acompañado siempre. También dijo que el cine es muy importante para la comunidad. Sin embargo, al preguntarle si había alguna propuesta directa desde el área de cultura para incentivar la asistencia al cine, enmudeció un momento y respondió que cultura no tenía aún un presupuesto y que eso impedía la ayuda a la sala.
Pero claramente se ve en las actividades planteadas por Castro que el dinero no es lo más importante. Todas las iniciativas tienden a facilitar el acceso al cine bajando los precios para que asista más gente. El dinero es importante para que la sala no cierre, pero es fundamental que se recupere la cultura del cine, que la gente de Allen redescubra este espacio. Si no se realizan campañas para aumentar el público no tiene sentido, porque un cine vacío no cumple la función identitaria y de reunión de la que habló la profesora Graciela Vega.
La mayoría de los allenses coinciden en que el cine es importante para la ciudad. Pero parece que, paradójicamente, esta conciencia se separa del hecho concreto de ir al cine. Muchas personas arguyen excusas de falta de tiempo y dinero para explicar por qué no lo hacen.
La entrevista a 50 allenses demostró que casi el 100% está interesado en asistir al cine. Además, creen que es fundamental una sala para la localidad. La mitad aseguró que asiste con regularidad a las películas que se proyectan en Cinema Paradiso II. Sin embargo tan solo 15 personas estaban asociadas. El otro 50% dijo que le encantaría asistir al cine pero no puede por dinero o falta de tiempo. “Es uno de los pocos lugares que te ofrece algo para hacer y para juntarte con tus amigos”. “Es muy importante porque es una actividad cultural, que no hay muchas, y es accesible”. “El cine es un mundo, te hace volar un poco”. Es claro que el cine es importante para la gente de Allen. Sólo una persona dijo que prefería ir a Neuquén para ver películas en la pantalla grande. Es la Némesis del joven que dijo: “Cuando entras al cine y apagan la luz, es especial. El cine es mágico”.
Los proyectores necesitan seguir rodando, para darle tiempo a la comunidad de recuperar al cine como un espacio de encuentro, en una ciudad en la que estos tesoros escasean. Y Castro lo está logrando. La concurrencia actualmente es mucho mayor que a principios de año. Son cada vez menos las funciones suspendidas. Son cada vez más las butacas ocupadas. Las campañas probaron a los pesimistas que funcionan. Está claro que es posible dar vida a Allen con el cine.
Sin embargo, parece que todos los cines de nuestro país necesitan un empujón. Según estudios realizados por Consumos Culturales de la Nación, las entradas cortadas para los cines del país en el primer semestre de este año cayeron un 8% en relación con el mismo periodo en 2007. Es decir, unas 1.500.000 menos. No se debería competir con el pasado, pero en este caso es tentador. Cuando ponemos en carrera a 2008 y 2004, el que está más atrás es el ganador rotundo. Hace cuatro años se vendieron 22.260.000 entradas contra 16.700.00 del corredor local. Pero el sector que menos concurre al cine son los adolescentes y no por falta de interés, como muchos creerían. Según la Encuesta Nacional realizada por Consumos Culturales, el 40% no asistió a ninguna sala este año. La mitad de los que fueron confesó haber concurrido una sola vez en ese periodo. De estos chicos la enorme suma de 60% no va al cine por el precio de las entradas, el 33% porque no tiene salas cerca de sus casas y tan solo el 5% dijo que no le gustaba el cine.
Claro como el agua. El precio elevado de las entradas mantiene alejado a un gran sector del cine. Pero la entrada en Cinema Paradiso II vale la mitad que en complejos como los Village y todas las promociones las hacen aún más accesibles. El problema en Allen es que el cine ha estado ausente de la vida cotidiana de los ciudadanos por mucho tiempo y existen muchas ideas equivocadas sobre este entretenimiento. Los grandes complejos que suelen incluir salas de cine han herido a las locales.
-¿Qué pasa con estos lugares que ofrecen desde un supermercado a un cine? -Actualmente, esos lugares son aparentemente comunitarios -nos dice la historiadora Gaciela Vega- es decir, son lugares donde la gente se reúne pero no tiene en común nada que no sea el consumo mismo, son espacios de compra. Son estos multiespacios en los que también a veces existe el cine pero que forma parte de la oferta en general de empresas privadas sin ningún interés comunitario y cultural. Estos son los llamados "no-lugares".
-¿Cuál es la diferencia de asistir a un cine de un "no-lugar" y a Cinema Paradiso II? -Si bien el cine de la localidad pertenece a un privado lo importante es que recrea lo que fue el cine en los viejos tiempos. No es porque todo lo pasado fue mejor, sino porque estos espacios vuelven a producir los momentos en los que la gente tomaba la decisión de salir de su casa, de encontrarse con amigos, charlar posteriormente, etc… Los "no lugares", no tienen historia, en cambio el cine de Allen sí, allí se están recreando imaginarios, ir a ver una película ahí forma parte de lo que una comunidad decide a la hora de ocupar su tiempo libre. En lugares como el cine local se encuentran, construyen identidades y sentido de pertenencia. Allí reside la importancia de la existencia de un cine: el desarrollo de la cultura y la reproducción de la identidad.
La historia une a una comunidad y el cine nos permite ser protagonistas. Las salas con historia están en peligro de extinción y con ellas se va una buena parte de nuestro pasado. Cinema Paradiso II lucha contra un gran monstruo invisible que aleja a la gente del cine. Pero, no se preocupen, lo está venciendo. Está demostrando que se puede. Y con la ayuda de todos, en veinte años los allenses le contarán a sus hijos historias nostálgicas sobre las noches que salían con amigos al cine.
María Langa, 2010.
Un cine llamado «El último perro»??
Algo mas
El Cine Paradiso II volvió a cerrar sus puertas en 2010 sin embargo se volvió a abrir en 2011 a cargo de Cesar Castro y con la ayuda de José Miguel Vera, en la proyección de películas y Emiliano De Bonis. Es importante recordar que Vera es el "histórico" encargado de proyectar películas en Allen. Nació en Santiago de Chile, en 1950 ingreso a la Argentina en el año 1961. Comenzó a trabajar con los Pires en el “Teatro Cine Lisboa” y en 1982, pasó a trabajar con los hermanos Sabron, quienes quedaron a cargo de casi todos los cines de la región. En uno ellos lo pusieron a Garcia y en el año 1982 contrata a Vera como operador. Luego García se queda con la concesión del cine San Martín y Vera está nuevamente allí como operador:
"El incendio del cine San Martín, fue para mí... Yo allí viví 12 años, tengo tantos recuerdos... Luego del incendio, mucha gente se desgarraba la ropa por el cine, pero nadie colaboraba con él. 'Lo que pudo haber sido y no fue?, como dice el Tango. Yo vivo la vuelta del cine de una forma normal, el cine tiene que ser algo normal para su pueblo. El cine ha sido un hacedor de noviazgos y amistad. La excusa perfecta para poder acercarte a la chica que te gustaba y poder cruzar tu brazo sobre el hombro de ella. Mientras el cine esté, estan mis expectativas, a mí me encanta que haya vuelto, esa magia, que con las videos caseteras y los DVD se ha perdido, por que mientras ves la película te levantas pones la pava para el mate, comes algo y te distraes durante la película... Mis expectativas son que el cine siga funcionando... El día de la inauguración del cine 05/06/07. Ese dia llegue temprano por que tenia que preparar todo junto a Castro, fuimos los primeros en ver el video en Homenaje a Garcia" (Cristina Guzmán: Sueños de un cineasta, 2007)
En mis tiempos, 40/50 ir al cine era el sitio obligado para un domingo. No ir, significaba quedarte sola porque todas tus amigas o amigos estaban allí, además era como que cada familia tenía su lugar en el cine…. yo por ejemplo recuerdo al Dr. Visconti y Sra. que iban muy seguido, siempre elegían las mismas butacas. Por otra parte casi todos lo hacíamos…. era como que teníamos nuestro lugarcito preferido… En verano, cuando salíamos de la matiné de las 17 hs, nos quedaba un ratito para dar un paseito por el centro que cortaba unas tres o 4 cuadras al transito vehicular y por unas horas podíamos transitar por la calle recien regada y donde nos veíamos todos…. uds. saben las chicas a los muchachos y viceversa…. y allí estaba el Bar Central con sus mesas en la vereda y la gente bebiendo refrescos u otras cosas… pero lo del vermouth es cierto… era un clásico.